Ana Belén: «Estoy en contra de cualquier canción machista que denigre a las mujeres»

Ana Belén: «Estoy en contra de cualquier canción machista que denigre a las mujeres»

Pilar Acosta y Fermín Cuesta se sientan en el atestado patio de butacas. Pocos minutos después se abre el telón y aparece una casi irreconocible Concha Velasco en el papel de Madame Rosa, una vieja exprostituta judía, superviviente de Auschwitz, que acoge a hijos abandonados en un suburbio de París. Se representa La vida por delante, adaptación teatral de la novela con la que Romain Gary (1914-1980) ganó el premio Goncourt en 1975, la tierna historia de los marginados narrada por Momo, un niño árabe que vive en la pensión de la señora Rosa. Cuando acaba la representación, Pilar y Fermín vuelven a casa. Al día siguiente, su hija, María del Pilar Cuesta Acosta (Madrid, 1951), popularmente conocida como Ana Belén, los visita en casa. —¿Qué tal la obra de anoche, os gustó? –pregunta Ana Belén a su madre–. —Ay, hija. Sí, sí. Qué buena la obra, ¡y Concha magnífica! Hija, esa sí que es buena actriz… Han pasado casi diez años de aquello y hoy es Ana Belén quien, entre carcajadas, lo cuenta sentada en uno de los sillones vintage de su oficina en Madrid. «Esa sí que es buena actriz… –repite riendo–. He tenido la gran suerte de estar rodeada por gente, empezando por mi familia, que no es que me hayan bajado a tierra, es que no me han permitido subirme un palmito. Por eso soy lo que soy, alguien muy normal y muy de verdad…».

A pesar de que sus padres intentaran bajar a tierra a Ana Belén, lo cierto es que ya por entonces la intérprete madrileña había recibido la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, se había convertido en la primera mujer en conseguir la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España por toda su trayectoria, había sido distinguida como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras francesas, tenía en su haber más de 28 representaciones teatrales, 39 películas y más de 30 discos entre recopilatorios y bandas sonoras. Y algo aún más imponente: cerca de 53 premios de interpretación y un sinfín de nominaciones. Todo comenzó en la portería de la finca que regentaba Pilar, su madre, en el número 11 de la calle del Oso de Madrid, muy cerca de la plaza de Tirso de Molina, en el castizo barrio de Lavapiés. En una vivienda de pocos metros cuadrados vivían Mari Pili, sus padres Pilar y Fermín, cocinero del Hotel Palace, sus dos hermanos, unos tíos y una prima. Cuenta el biógrafo de Ana, Miguel Ángel Villena, que la pequeña a los diez años «se asoma al mundo en un país magistralmente descrito por Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga en la película Esa pareja feliz (1951), que retrata la lucha por la vida y las esperanzas de ingenuos desgraciados que sueñan con los premios de los concursos de la radio».

Ana tenía poco más de diez años cuando se presentó por primera vez en público en el programa Vale todo, de Radio España, y su locutor, Bobby Deglané dijo aquello de: «Mírenla, hija de una portera y parece que su madre fuera la duquesa de Alba». Era la España de los años cincuenta, un país de penurias y condenado a vivir bajo una estricta moral católica «donde miles de trabajadores habían de atar sus maletas con rústicas cuerdas camino de la emigración a Francia o Alemania, en el que el fútbol o los toros eran las únicas vías de escape, donde las vaquerías aún ocupaban muchas plantas bajas y tranvías atestados surcaban las grandes ciudades. España salía lentamente de la autarquía económica y del aislamiento internacional». Tras el triunfo de aquella flacucha Mari Pili en Radio España, la joven artista comienza a desfilar por las diferentes emisoras madrileñas. Era la época de los niños prodigios, Marisol, Joselito, Rocío Dúrcal…, cuyo negocio comenzaba a presentar sus signos de agotamiento, que se reflejó en Zampo y yo, su primera cinta y el germen de su carrera interpretativa. «En esa película no me reconocí yo y, afortunadamente, tampoco el público, porque no tuvo ningún éxito (risas), pero no voy a renegar jamás de aquello porque conocí a gente muy importante en mi vida», recuerda hoy Ana Belén haciendo especial mención a su ‘otro padre’, el director teatral Miguel Narros: «Cuando acabé aquel rodaje me dijo la frase que alguien me tenía que decir: ‘¿Tú te quieres dedicar a esto en serio?’. Yo le respondí que sí, que quería ser artista, él me contestó: ‘No, no, ¿tú quieres ser actriz? Porque para eso tienes que estudiar…’». Días después Ana Belén, el nombre artístico que había recibido en la película, ingresó en el TEM (Teatro Estudio de Madrid), recibió clases del mismísimo William Layton y con tan solo 15 años formó parte del elenco del montaje de Numancia junto a otros grandes actores como Carlos Lemos, Pilar Muñoz, Terele Pávez, Agustín González, José Luis Penicella o Juan Luis Galiardo. Mari Pili se quedó en aquella portería y en los pasillos de las emisoras de radio; las tablas del Teatro Español recibían a Ana Belén. El resto ya es historia.

PREGUNTA: Si se tuviera que definir, ¿actriz, cantante, músico…?

RESPUESTA: Intérprete. Soy intérprete de teatro, de música, de canciones… Yo nunca he querido ser una cantante excepcional ni para todo el mundo. Afino, tengo oído, intento educar mi voz… Lo cierto es que como actriz abordo las canciones desde otro lugar y quizá eso tenga una cierta peculiaridad.

P: No por tener una voz más potente o alcanzar notas muy agudas es mejor cantante…

R: Lo sé, lo sé. No me desmerezco. Cuando eres joven quieres mostrar continuamente todo eso que tú atesoras, quieres demostrarlo todo. En la medida que te vas haciendo mayor vas colocando todo en su lugar, te das cuenta de que hay canciones que tienen unas necesidades, de contención, de irse a un espacio pequeño, de cantarlas como casi un susurro. Como decía Layton: ‘Hay que ir a la almendra del asunto’, y en realidad voy a la esencia de muchas cosas en mi vida, y no solo cantando.

P: Vida, el nuevo disco, es su vuelta después de 11 años con canciones inéditas, ¿por qué este parón?

R: Me surgieron otros proyectos y desde hace unos años la industria musical y discográfica se ha puesto muy complicada. Tan difícil, tan en crisis. Es casi imposible lanzar trabajos nuevos, es difícil y arriesgado hasta para un músico consolidado. Hemos llegado a un punto en el que tenemos el oído para poca cosa en general, antes esperábamos con impaciencia la salida de un nuevo disco del artista, ahora es complicado grabar temas inéditos y un gran riesgo. Yo sigo caminando con Derroche, El hombre del piano, Camisa blanca…, claro que sí, es mi patrimonio, pero yo entiendo esta profesión con renovación, con riesgo. Es como ir caminando por un alambre todo el tiempo, y esta es una de las emociones de mi profesión. Si quieres una seguridad pues te haces registrador de la propiedad, notario o funcionario.

P: Raphael encabezó el cartel del festival indie Sonorama, los temas de Julio Iglesias son de los más demandados, se celebrarán en el FIB los 70 años de Nino Bravo… ¿Es también de quienes piensan que los clásicos son ahora los modernos?

R: Hay un remember en todo. Y en la moda, ¿qué me dices? Los clásicos son los clásicos. Efectivamente hemos crecido muy rápido en muy corto espacio de tiempo. En solo 15 años hay generaciones muy diferenciadas unas de otras, pero lo que me fascina es que los jóvenes son gente preocupada, inteligente y con muchas inquietudes. De repente se tropiezan con La fiera de mi niña y se enamoran de ella, o al músico más rompedor, más moderno, de pronto le oyes decir que se muere oyendo a Bach…

P: ¿A usted también le parece que Rosalía es un producto?

R: No. A mí me parece que es una música con todas las de la ley, una persona muy inteligente dentro de la industria por cómo ha dirigido su carrera y a quién se quiere arrimar. Es una gran artista con muchísima personalidad. Pero también hay cantantes a los que hemos olvidado, ¿qué me dices de Sílvia Pérez Cruz? ¡Qué gran creadora, ella también es impresionante! ¿Y Miguel Poveda?, menudo artistazo. Vetusta Morla, qué grupo más diferente, Rozalén, qué personalidad, Vanesa Martín… Que no me vengan luego contando que el reggaeton es toda la música que hay que oír. No estoy en contra del reggaeton, pero me molesta que digan que sea la única música de Latinoamérica que tengamos que oír, con la riqueza de músicas que tiene ese continente, el ballenato, la salsa, el tango… De lo que sí estoy en contra es de cualquier canción que contenga machismo, que denigre a las mujeres. Da igual que te sirvan mucho para bailar y arrimar el paquete, no, mi oído no está para eso.

P: Sabina, Drexler, Pablo Milanés, Víctor Manuel y un largo elenco han creado canciones para este disco de gran calado humano: «Que se abran todas la fronteras, que se quemen todas las banderas»…

R: Pues sí –dice convencida– porque es un lema del internacionalismo. Y yo, como se sabe, empecé a militar en el Partido Comunista desde muy jovencita, cuando Franco aún vivía.

P: Había que tenerlos muy bien puestos –la interrumpo–.

R: Había gente con muchos más ovarios que yo. Pero lo primero que te llevaba a militar ahí era el internacionalismo. Y eso es muy importante: ‘ningún dolor me es ajeno’. Pero vas aprendiendo a vivir sabiendo que hay muchas tragedias en el mundo y pido para que no nos acostumbremos a ellas. El mismo día de la entrevista sale a la luz la foto de un padre salvadoreño y su hija de 21 meses ahogados cuando intentaban atravesar el Río Bravo por Matamoros, ciudad fronteriza de Estados Unidos al norte de México, una imagen que evidencia la crisis migratoria. David, el hijo de Ana Belén y Víctor Manuel, ha compuesto para este nuevo disco una nana que aborda la inmigración. La cantante se emociona y, en un gesto de reprobación, se echa las manos a la cabeza y susurra ‘calla, calla’. «Todo se debe a la insensibilización y porque no somos capaces de respetar y aplicar los derechos humanos. Pero, ¿por qué los países llamados desarrollados, ricos o primer mundo no pensamos por qué esta gente abandona su lugar de origen? Es de cajón, buscando una mejoría para los suyos o porque huyen de la guerra. La gente no abandona su casa, por muy mierda que sea la cabaña donde viven, si no es por necesidad. Yo termino mi concierto con Solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente, que el dolor no me sea indiferente. Y eso es lo que trata de decirnos esta canción, que no nos hagamos indiferentes ante esas atrocidades. Esta mañana venía oyendo al pintor Juan Genovés en la radio y decía que si nos aprendiéramos de memoria los derechos humanos ya estaríamos cambiando la manera de entender y de enfrentarnos a tantas cosas.

P: El Partido Comunista se ha perdido una líder…

R: (Risas) Víctor y yo dejamos el PCE desde que perdió tantísimos diputados y ganó el PSOE el Gobierno de España, y ya no hemos vuelto a militar en ningún otro. Que no es que nos fuésemos al partido socialista. No, porque no. Nuestro corazón se quedó en ese lugar y punto.

P: ¿Le da miedo el ascenso de la ultraderecha en Europa y la llegada de VOX a España?

R: Son muy preocupantes y muy indignantes, y no quiero perder mi derecho a indignarme. Son personas que siempre han estado dentro del partido de la derecha, pero han estado ahí ‘controladitos’ durante muchos años sin ninguna aspiración. Pero, de repente, las cosas se les ponen bien a nivel mundial por el crecimiento de la ultraderecha. Aunque, cuidado, ya están en Andalucía…

P: Y en el Ayuntamiento de Madrid, en la Asamblea…

R: Sí, y los demás están diciendo ‘no, no les hemos dado nada’, pero ahí están… Desde mi opinión violan los derechos humanos, va contra las libertades, contra la mujer, contra el colectivo LGTBIQ+, la ley de dependencia, la ley de memoria histórica… Ojo, hay que estar muy atentos para no ceder ni una uña de todo eso, muy atentos. ¡Alerta María!

P: En Vida, su nuevo álbum, también trata un problema que nos preocupa mucho, la contaminación. ¿Tan mal lo hemos hecho los humanos?

R: Lo hemos hecho mal, muy mal, pero nos queda un poquitín de esperanza que viene por la gente más joven. En ese aspecto van a dar mucho la lata, en el buen sentido. Creo mucho en la educación, en la formación, que se eduque a los niños desde la diversidad, la empatía, el respeto al otro y a la naturaleza.

P: ¿Ha sido libre toda su vida?

R: No, no he sido muy libre. A ver, yo he hecho un poco lo que he querido o por lo menos casi no he hecho lo que no he querido. Para una mujer, y una mujer de mi generación, eso ya era importante.

P: ¿Ha dicho siempre lo que ha querido o lo que le han permitido?

R: Un poco de todo. Recuerda el franquismo y la censura…

P: ¿Se siente más libre ahora?

R: Sí, creo que todos, ¿no? Es que la dictadura, la represión, era tal locura, era tan perverso todo que no se puede entender ahora desde estos parámetros nuestros. Y como ya no se puede entender, ¡no volvamos a ello!

P: Su colega y amigo Joan Manuel Serrat se rebeló contra el independentismo catalán, ¿cree que se siente libre él también?

R: Es perverso que no te dejen opinar. Pero lo doloroso es partir la convivencia. Y está muy mal hecho por ambos lados. ¿Qué significa dialogar? Pues hallar un punto de encuentro, cediendo un poco de aquí y apretando un poco de allá. Eso que no se ha querido hacer en muchos años y que ahora nos produce esta fractura. Me da mucha pena. Y no nos olvidemos de otro factor común, las redes sociales, para lo bueno y para lo malo.

P: ¿Se ha sentido atacada en alguna ocasión a través de las redes sociales?

R: Yo, sinceramente, es que no me muevo por ahí.

P: Ni Twitter, ni Instagram ni Facebook…

R: No tengo tiempo. Si cuando me han ofrecido escribir un texto me ha costado taaaanto, ¿crees que voy a estar escribiendo qué coño me pasa cada día? Que a mí no me pasa nada interesante y no voy a estar dando mi opinión, si soy una señora que no sé de nada. Porque esa es otra, pensamos que somos tan importantes como para tener que estar dando nuestra opinión de casi todo… A mí que me enseñen.

P: La tildaron de ser ‘el látigo de Aznar’ y de la derecha española.

R: ¿Yo? ¿El látigo de Aznar? No, no, no, qué va, para nada. Yo, concretamente con Aznar, he podido criticar muchas cosas de su gestión y me manifesté, como el 80% de la población de este país, con el ‘No a la guerra’, pero ni he sido ni pretendo ser látigo de nada ni de nadie porque no está en mi naturaleza. Yo creo que he hecho las cosas que tenía que hacer en cada momento, a veces en contra de mis intereses, y de eso no me arrepiento.

P: ¿Se arrepiente de algo en la vida?

R: De muchísimas cosas. Pero si ahora me pones en la tesitura en la misma situación en la que yo me encontraba en ese momento, te diría que haría lo mismo.

P: ¿Cree que como decía Paco Rabal ‘entra en la edad de la melancolía’?

R: Sí, empiezo a entrar en la edad de la melancolía, y a mí esas cosas… –imita, con el tono de voz de Rabal–. Yo ya hay determinados momentos y sitios de los que huyo.

P: La marcó también aquella frase de Forges: ‘Más que larga, la vida tiene que ser ancha’.

R: Pues sí, ¿de qué te sirve una vida longeva si no la has hecho ancha con todo aquello que querías meter dentro? Yo espero que mi vida siga siendo ancha.

P: Ya, por último, ¿el cielo puede esperar?

R: Pues mira, el cielo puede esperar, pero si no va a esperar con mis amigos que no espere por mí aún.

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