El pasado 6 de julio, Meghan Markle y el príncipe Harry bautizaron a su hijo Archie Harrison dos meses después de su nacimiento, en la capilla del castillo de Windsor.
La celebración fue más que íntima, ya que solo asistieron 25 personas; entre las que se encontraban su abuela materna, Doria Ragland, Kate Middleton y el príncipe Guillermo, y también su abuelo paterno, el príncipe Carlos.
La que no pudo asistir fue Isabel II debido a un compromiso, que le impidió celebrar el feliz bautizo con su familia. La reina tampoco pudo estar presente en el bautizo del príncipe Louis, en 2018.
Como su primo, el pequeño Archie también lució una réplica de un vestido que los bebés de la realeza vistieron durante 163 años. En 2004, se realizó el nuevo modelo, que se ha usado desde entonces.
Las dos fotos, de las que se encargó el fotógrafo Chris Allerton, inmortalizaron a los duques de Sussex en la habitación conocida como Green Drawing, pero la más íntima tuvo lugar en el Rose Garden. Es una instantánea en blanco y negro en donde los duques de Sussex posan junto a su hijo Archie a las afueras del castillo de Windsor.
Es esta la foto que los duques han elegido como obsequio para todas esas personas que les enviaron sus buenos deseos a los padres del pequeño. Pero no fue eso lo único que quisieron darles.
“El duque y la duquesa de Sussex están abrumados por las tarjetas y las cartas increíbles que han recibido por el bautizo de Archie, y están muy emocionados de que se hayan tomado la molestia de hacerlo. Ha sido muy considerado de su parte y sus altezas reales se lo agradecen y les envían sus mejores deseos”, reza la tarjeta, que solo recibieron unos cuantos elegidos. Pero que ahora, hemos podido leer todos.
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