Si hay una cita que a lo largo de las décadas ha reflejado mejor que ninguna otra el glamour de Mónaco esa es el Baile de la Rosa. Fue Grace Kelly quien lo creó en 1954 y rápidamente se convirtió en el evento encargado de dar el pistoletazo de salida a la temporada de fiestas. Desde su primera edición se hizo famosa por reunir a lo más destacado de la alta sociedad monegasca y a millonarios y celebrities de todos los rincones del mundo, gracias a la amplia agenda de Grace Kelly, que sin duda sirvió para dotar de más glamour a la cita.
Modelos como Naomi Campbell y Claudia Schiffer, actrices como Sofia Loren y Gina Lollobrigida, diseñadores como Karl Lagerfeld (que durante muchos años se encargó de la puesta en escena) y Valentino y, por supuesto, los miembros de la familia real monegasca, se han encargado de hacer de esta cita una de las más relevantes del calendario internacional. El Baile de la Rosa tiene cada año un tema diferente, representado por artistas, corrientes innovadoras… y grandes nombres asumen la organización artística de la velada.
Pero el Baile de la Rosa no es solo una gran fiesta, es también una pasarela de moda que cada año ha reflejado las tendencias y gustos del momento. No hay invitada que no reserve para ese día sus mejores galas, pero siempre han sido la princesa Grace y su hija Carolina las encargadas de brillar como ninguna otra asistente. Desde los grandes vestidos de flores setenteros, a los diseños de seda y las túnicas más elegantes, los estilismos de inspiración nupcial o los vestidos de lentejuelas, el Baile de la Rosa era siempre el momento perfecto para demostrar que madre e hija poseían una elegancia innata que hacía de cada una de sus elecciones una lección de estilo.
Una cita festiva y de moda, que también tenía un destacado carácter filantrópico. Desde 1964, los beneficios de las tómbolas y demás premios (esculturas, cuadros…) se transfieren íntegramente a la Fundación Princesa Grace, que tiene como fin ayudar a las personas en dificultad y a los niños desfavorecidos, llevando a cabo para ellos acciones humanitarias y filantrópicas.
Durante dos años, la pandemia ha obligado a cancelar la cita más importante del calendario de fiestas de Mónaco pero este 8 de julio regresa al Sporting Club de Mónaco. Con Christian Louboutin como encargado de todos los detalles del evento, se espera que el photocall reúna a la familia real al completo. En esta señalada fecha, repasamos algunos de los looks icónicos de Grace Kelly y Carolina de Mónaco en el Baile de la Rosa.
Una espectacular túnica con detalles joya fue la elección de Grace Kelly para el Baile de la Rosa de 1969. Hacía 13 años que se había casado con el príncipe Rainiero y contó con su hermana, Meggy Kelly, como invitada especial.
Grace Kelly nunca tuvo miedo al color y sus vestidos con estampado de flores y colores vibrantes eran toda una seña de identidad de su armario. En 1979 escogió un diseño de grandes flores de colores, de cuello redondo y manga abullonada, que lució con un chal por encima, una diadema trenzada y un bolso de mano de motivos vegetales.
El blanco no tardó en convertirse en uno de los colores favoritos de Grace para brillar en el Baile de la Rosa. Este diseño de escote barco con volante sobre el cuerpo y falda con caída completado con un peinado joya fue su elección para la edición de 1980.
En 1976, Carolina de Mónaco, con 19 años, consiguió eclipsar a su madre. Aunque Grace llevaba un espectacular diseño amarillos con grandes girasoles estampados, Carolina deslumbró con un vestido de tonos azules y grandes flores que apostaba por el cuello halter como uno de los trucos de estilo más favorecedores.
Tras la muerte de Grace Kelly, Carolina de Mónaco cogió su testigo y se convirtió en la fiel acompañante de su padre a esta cita social. En 1988, Carolina impactó con un vestido rojo palabra de honor, guantes negros al más puro estilo Hollywood y melena rizada y grandes pendientes, como dictaba la moda de la década de los 80.
En 1989 Carolina irradiaba felicidad y había formado la familia perfecta junto a Stefano Casiraghi (que fallecería solo un año después). En aquella edición del Baile de la Rosa, ella fue la anfitriona junto a su hermano, Alberto de Mónaco, y su look fue inspiración para muchas novias civiles: cuerpo de pedrería, mangas transparentes y falda de satén.
Si el blanco siempre fue el color favorito de Grace, Carolina ha apostado por el negro en muchas ocasiones. En la edición de 1997, Carolina hizo del look más sencillo la elección más elegante, con un vestido negro de silueta recta y escote barco con una pequeña abertura en forma de V. Con el pelo recogido en un moño y unos salones también en negro, atrajo todas las miradas.
En 2008 Ernesto de Hannover y Carolina de Mónaco aún vivían tiempos felices. Para la edición de aquel año la princesa apostó por un diseño negro que llamaba la atención por las transparencias y los detalles de lentejuelas.
En 2014 el Baile de la Rosa cumplía su 60 aniversario, y Carolina de Mónaco, lesionada, no podía perderse esa efeméride. Sobrada de glamour, la princesa combinó un vestido negro recto con estampado floral en blanco y un abrigo túnica en gris y blanco de raso. No tuvo reparos en complementarlo con unas zapatillas deportivas con detalles de pedrería para salvar sus problemas de movilidad y, de paso, regalarnos una atípica imagen de ella con sneakers en semejante cita festiva.
En 2019 se celebró la última edición hasta el momento del Baile de la Rosa debido a la pandemia. Era también el primero sin Karl Lagerfeld, que durante muchos años fue el encargado de diseñar la puesta en escena de este acto. Carolina se dejó ver junto a toda la familia con un vestido negro de escote Bardot que llamaba la atención por los volantes en color rosa que rompían la monocromía del diseño y daban al vestido un giro romántico y colorido.
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