Los últimos tiempos no están siendo fáciles para Kim Kardashian. Tras un arduo acuerdo de divorcio con Kanye West en el que se estipula el tiempo que cada uno puede compartir con sus hijos y el destino de sus bienes y ganancias comunes, Kim se ha sincerado sobre las dificultades que entraña esta nueva etapa de su vida, entre ellas ponerse de acuerdo con su exmarido sobre los temas que tienen que ver con la educación de sus hijos.
«La copaternidad es jodidamente difícil» ha dicho Kim en el podcast Angie Martinez IRL de la CNN, en el que ha roto a llorar y ha contado lo complicado que está siendo todo. Kanye West se ha convertido en protagonista de los medios en los últimos meses por sus declaraciones racistas, algo que le ha llevado a perder valiosos acuerdos comerciales con firmas como Adidas y Balenciaga.
Una serie de polémicas que Kim no quiere que afecten a sus hijos. Ella misma ha contado: «Si no saben las cosas que se dicen, ¿por qué les iba a contagiar esa energía negativa? Es una mierda de adultos con la que no están preparados para lidiar. Cuando lo estén, tendremos una conversación». Por eso, ha limitado su acceso a la televisión y a las redes sociales, aunque ha reconocido que cada vez es más difícil mantenerles al margen.
La celebrity también ha querido ir un paso más allá dejando claro que sus hijos están por encima de todo y que calla sus desavenencias con Kanye por su bien. «Algún día, mis hijos me agradecerán el sentarme aquí y no atacar a su padre cuando pude», ha sentenciado.
Aunque no ha podido evitar las lágrimas al reconocer que todo esto le pasa factura, pero desea por encima de todo que sus hijos crezcan teniendo presente la figura de su padre, tal y como la tuvo ella. «Cuando vamos al colegio, ellos quieren escuchar música de su papá. Sin importar lo que está sucediendo, tengo que tener una sonrisa en mi cara, cantar con ellos y actuar como si nada estuviera mal. Tan pronto como los dejo en el colegio, lloro», ha afirmado Kim Kardashian.
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