La capa ha vuelto. Y ahora quien lo deja claro -aparte de Victoria Federica- es la reina Máxima de Holanda. Ella ha elegido una preciosa capa de cashemire de color camel de su modisto favorito, Edouard Vermeulen el belga tras la firma Natan. Una capa con la largura perfecta: unos centímetros por debajo del vestido de encaje del mismo color. Una prenda diseñada por otro de sus diseñadores de cabecera, el holandés Claes Iversen, de encaje, con cuello redondo y manga larga ceñida a la silueta de la reina y adornada con un cinturón con borlas.
Un conjunto al que la reina ha añadido otro de sus favoritos: una gran pamela de la sombrerera belga Fabienne Delvigne de ala muy ancha elevada en un lateral que, con el pelo recogido en un moño bajo de lado, le resulta muy favorecedora. Ha llevado un maquillaje natural, unos pendientes largos con una perla anaranjada, una cartera de mano, sus (casi) inseparables guantes -o solo uno porque el otro lo ha quitado para saludar a quienes la han recibido en su visita al Museo Stedelijk de Amsterdam para la presentación del premio Roma este jueves dejando a la luz su perfecta manicura burdeos- y unos salones de terciopelo de Jimmy Choo. Todo en tonos camel, mostazas y dorados.
Un look monocromo muy distinto al lucido ese mismo día-dos estilismos para un jueves- pero con la misma particularidad: todo es del mismo color. En este caso y para asistir al lanzamiento de un proyecto para mujeres emprendedoras, la reina ha optado por el morado para el pantalón, la blusa, el cinturón -de tela y con la hebilla a un lado- la chaqueta, el bolso, los zapatos e incluso los pendientes, el tono de sus labios y su manicura.
Tras el despliegue en Japón con motivo de la entronización de Naruhito, Máxima de Zorreguieta parece rendida a los estilismos monocromos.
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