Uno de los eventos políticos más importantes en Inglaterra ha tenido lugar este lunes. Como es costumbre, la reina Isabel II ha asistido a la Apertura Estatal del Parlamento pero ha decidido romper con una de sus tradiciones más significativas: no ha lucido la tiara imperial y ha apostado por la tiara de George IV, creada en 1821. Su majestad ha asistido en compañía de su hijo el príncipe Carlos y de Camilla Bowles Parker, duquesa de Cornualles, quien ha apostado por la tiara Greville, creada en 1920 y una de las favoritas de la Reina Madre.
Junto al elegante conjunto blanco con delicados brocados en color plata, la monarca ha complementado el estilismo con sus insignias reales y la corona, en definitiva mucho más liviana que la tiara imperial. Según se ha podido desvelar, la decisión de la abuela del príncipe Guillermo y el príncipe Harry tiene que ver con que la tiara imperial pesa dos libras y media y es demasiado pesada para que la monarca la lleve. Con una tiara mucho más liviana en su cabeza, Isabel II ha solicitado que la otra tiara fuese puesta sobre una mesa a pocos metros de ella.
La tiara escogida por Isabel II se creó para la coronación de la reina Victoria en 1838 a base de 2.868 diamantes, 17 zafiros, 11 esmeraldas, 273 perlas y 5 rubíes y está valorada por cerca de 300 millones de euros. Además del cambio en la tiara, la monarca también causó conmoción al llegar con unos minutos de retraso a la ceremonia.
La otra gran protagonista de la ceremonia ha sido la tiara escogida por Camilla. La esposa del príncipe Carlos se ha decantado por una de sus tiaras más características, la Greville, creada en 1920 por la joyería de lujo Boucheron para la señora Margaret Helen Greville, amiga cercana del rey Jorge VI y la reina Isabel. También se ha mencionado que durante muchos años la joya fue conocida como la tiara Boucheron Honeycomb, por su creador.
La especial pieza, que se incorporó en la colección real en el 2002, era una de las tiaras favoritas de la Reina Madre y fue modificada por mandato de su majestad en 1953 por Cartier. Tras la modificación, se estima que la pieza de diamantes está estimada en un costo entre los 2 y 3 millones de euros.
Tras llevarla en enero, la joya causó gran revuelo y fue comparada con una de las favoritas de la princesa Diana. La tiarade Camilla está compuesta tres diamantes de gran tamaño en forma cónica que se fijan en el centro de los hexágonos alargados. También incluye varios diamantes que por su talla dan la sensación de un gran tamaño y exuberancia.
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