Han pasado 226 años desde que la reina Maria Antonieta fue guillotinada en la plaza de la Concordia. En el momento de su ejecución, la consorte de Luis XVI era la mujer más odiada de Francia y encarnaba todo aquello que los revolucionarios odiaban. Por eso, cuando un coche de caballos la trasladó hasta el patíbulo desde la prisión de La Conciergerie, los franceses salieron a despedir con insultos y escupitajos a “Madame Deficit”, la mujer que les había animado a comer pasteles para solucionar su hambre –una frase, por otra parte, de la que no se ha podido probar su veracidad–.
El paso del tiempo ha sido más benevolente que el siglo que vio nacer y morir a la joven reina. Hoy, Maria Antonieta es uno de los personajes históricos más populares de nuestro tiempo, y para demostrarlo, desde el pasado 16 de octubre, coincidiendo con el aniversario de su decapitación, la misma prisión en la que estuvo encerrada alberga una exposición sobre la evolución de la imagen pública de la consorte de Luis XVI. Más de doscientos artefactos entre cartas, retratos y distintas representaciones de la reina Maria Antonieta en el cine, la literatura o el mundo de la moda que explican la evolución del mito que la ha rodeado estos 226 años.
De ser caricaturizada como una arpía en un bestiario, a aparecer en un episodio de los teleñecos encarnada por la cerdita Peggy. De la guillotina, a la semana de la moda de París y a Hollywood.
“Ha habido una gran proliferación de imágenes de Maria Antonieta, desde su tiempo hasta el nuestro, como si cada era y cada sociedad quisiera crear su propia reina. De traidora extranjera pasó a mártir, heroína adolescente, madre ejemplar o icono de moda”, indica el folleto de la exposición.
Explicaba en una entrevista reciente Cécile Rives, directora de La Conciergerie, que el primer paso en el cambio de la percepción de Maria Antonieta por parte del público comenzó cuando, al recuperar el trono, los monárquicos franceses la convirtieron en una mártir cristiana para legitimar su poder. Sin embargo, ha sido la edad contemporánea la más favorable con Maria Antonieta y sus cuitas en la corte de Luis XVI.
La exposición sitúa el punto de inflexión de su popularidad en la publicación de La rosa de Versalles en 1972, un manga japonés que siete años más tarde el director francés Jacques Demy, realizador de Los paraguas de Cheburgo, adaptaría al cine en la película Lady Oscar. El enorme éxito del manga marcó el comienzo de una visión cada vez más comercial y despojada de su significado político de la reina Maria Antonieta, a la que hoy cualquier turista de visita en París se comería en forma de macaron sin rechistar.
Posteriormente, en 2001, la famosa biografía de la historiadora británica Antonia Fraser permitió que el público identificara los problemas de Maria Antonieta con el protocolo y las intrigas de Versalles, así como con los revolucionarios, con los que tuvo con el palacio de Buckingham y los tabloides la princesa Diana, fallecida en 1997 en su accidente en París, no muy lejos del lugar donde fue guillotinada la reina.
Por fin, en 2006 se estrenó la película de Sofia Coppola con Kirsten Dunst como una Maria Antonieta que se desmeleba al ritmo de New Order. “La lucha de esta joven contra el protocolo de la corte, las restricciones de su papel como reina, y sus arrebatos pasionales y culturales, todo esto, ha renovado la representación de Maria Antoineta, que se ha convertido en el símbolo de “la mujer joven de nuestro tiempo”, explica la nota de prensa de la exposición. “Una celebrity con quien el sector más joven de la población puede identificarse”.
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