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Cayó en mis manos una novela de Pablo Carbonell, actor, cantante y reportero callejero en programas como ‘Caiga quien caiga’. Una sátira que me invitaba a sumergirme en sus páginas con cierta curiosidad, ‘El nombre de los tontos está escrito en todas partes’. No me defraudó. Razón por la cual, opté por llamar al autor, a sabiendas de que centrarle en la conversación sería misión imposible, súper activo como es, de ahí que nos fuéramos a comer a una terraza donde la decoración invita a la calma y a la reflexión. El artista habla de cómo lleva haber entrado en la década de los sesenta. «Muy bien, me parece mejor cumplirlos que no hacerlo. Quiero compartir con quienes les pueda atemorizar cumplir 60, que yo cuando me hago una foto y la veo, pienso que efectivamente tengo esa edad, pero por dentro me siento un crío. Pablo Carbonell nos habla de su papel de padre y de los peligros de las redes sociales. «Esa es la primera droga que toman los niños. El enganche a la pérdida de realidad a la que someten las redes es brutal, porque consiguen que los jóvenes nunca estén satisfechos con su vida, por eso necesitan evadirse y cuando esa evasión la pueden conseguir fácilmente, adiós muy buenas», dice.
El artista reconoce que «nosotros vivimos con mucha prisa» y que no predica con el ejemplo. «Yo soy víctima del estrés. Es más, no he sido programado para quedarme tirado en una hamaca tomando el sol. Soy incapaz, ni de ensimismarme en la contemplación de un cuadro, salvo que esté con gente, tomando una copa o escuchando música» y revela su nueva vida sana. «Ahora camino mucho por la sierra, no bebo alcohol desde el confinamiento, ni siquiera una cerveza, por eso me vino bien el confinamiento». Precisamente, fue durante el confinamiento cuando escribió ‘El nombre de los tontos está escrito en todas partes’, una novela negra que tenía en la cabeza hace más de 30 años sobre un hombre que está en el corredor de la muerte por culpa de una mujer y que tiene mucho de él. «Hay un personaje que se parece un poquito a María, mi mujer, y cuando lo leyó, vino a echarme la bronca. Pero al decirle que era ficción, se calmó», dice.
Pablo Carbonell reconoce que no ve la televisión ni las series de moda. «Ninguna. Hace 45 años leí un libro de Wenceslao Fernández Flores, en el que un señor le visitaba para venderle fascículos, y le contestaba: «No compro nada que tenga que ver con fascículos». Bueno, pues de la misma manera yo no veo televisión», cuenta y habla de su hija Mafalda y de cómo convive con la artrogriposis, un síndrome que afecta a sus extremidades inferiores y que no permitía el correcto desarrollo de sus músculos p0r lo que se sometió a múltiples operaciones. El músico se siente orgulloso de ella. «Sí, claro, porque es muy fuerte, muy segura, ahora va a cumplir 14 años, lleva dos de preadolescente, está en la edad más difícil», reconoce.
Pablo Carbonell habla de política sin tapujos y contesta ¿monarquía o república? «A mí, los Reyes me caen bien y Juan Carlos también. La República es un sistema de gobierno más moderno, pero en España no podemos tenerla porque nosotros a la clase política la despreciamos, por eso la cambiamos, mientras que a los Reyes no los cambiamos» y revela por qué cree que al rey Juan Carlos se le perdonan todos sus pecados. «Frivolizando podríamos pensar que la gente sueña con una vida mejor, la que tiene el Rey Juan Carlos. Cada vez que en el Congreso sacan el tema de la República pienso: aquí el único que tiene posibilidades de ser presidente de la República es el Rey Felipe».
Pablo Carbonell reconoce estar preocupado por las noticias falsas que le llegan aunque reconoce que él se siente respetado. «A mí la gente me respeta y me quiere. Quizá porque soy una persona con cierta ecuanimidad, que sabe valorar lo bueno de la democracia, que haya dos fuerzas políticas en lucha continua, me parece positivo» y revela qué le da miedo. «La enfermedad, ser un lastre para mi familia. Espero que cuando esté en el último tramo, la eutanasia ya esté normalizada» y nos cuenta sus proyectos. «He dirigido un videoclip y no sabes lo bien que me lo paso dirigiendo. También un documental sobre una historia muy hermosa, la de un matrimonio de discapacitados, que van en silla de ruedas, que viajan más que tú y yo juntos». Pablo Carbonell tiene claro qué ha significado su mujer, María, en su vida. «Muchísimas cosas: creo que hacemos un buen tándem, estamos muy unidos en la formación de Mafalda, nuestra hija, tenemos una relación que se acerca a lo idílica, el respeto y valorar lo que hace cada uno, nos ha permitido salir de baches gordos. María ha puesto a prueba su tolerancia, porque yo soy muy desordenado, y ella es una maniática de la limpieza y del orden. Es muy buena compañera de viaje», comenta.
Mi foto favorita
«Estos son mis padres el día que se casaron, se están mirando y deseando una felicidad fabulosa».
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