Tras unos días muy complicados después de que se hicieran públicas las imágenes en las que Íñigo Onieva aparece besando a otra mujer en un festival, Tamara Falcó quiso continuar con sus compromisos profesionales y la tarde del pasado martes apareció en la presentación de la película El sentido de la arquitectura con la que Kronos Homes, la promotora inmobiliaria a la que le compró su ático en Puerta de Hierro, celebra su octavo aniversario. Lejos de esquivar las preguntas sobre su ruptura con Onieva, Falcó atendió a las decenas de medios allí presentes reconociendo que aún está «en shock», pero mostrándose agradecida por haber conocido la verdad antes de dar el ‘sí, quiero’. La pareja había anunciado su compromiso horas antes de que los vídeos se hicieran públicos.
En su reaparición pública, Tamara Falcó acertó apostando por la sobriedad de un traje de pantalón y chaqueta con solapa en terciopelo, blusa blanca con cuello gola o gorguera y unos salones con detalles plateados a juego con su bolso de mano. Tanto el traje de chaqueta como la camisa están firmadas por la marca francesa Sandro. La televisiva Falcó completó el estilismo con pendientes largos y pelo recogido en una coleta baja, un peinado al que suele recurrir en numerosas ocasiones. El cuello gola fue lo que más llamó la atención de su estilismo aportando un toque elegante al look y haciendo un guiño a su estatus: este detalle empezó a usarse por la nobleza y las clases altas a partir del siglo XIV.
Después de posar en el photocall sin perder la sonrisa, Falcó quiso atender a los más de 40 periodistas allí congregados respondiendo a todas las preguntas referentes a su ruptura y la delicada situación sentimental que atraviesa. En un ejercicio de serenidad frente a las cámaras que se agolpaban, la hija de Isabel Presyler pronunció por primera vez públicamente la palabra «exnovio» refiriéndose a Íñigo: «Decidí apostar por mi novio… ex novio –corrigió– hasta que vi que era verdad». Y añadió: «Yo estaba enamorada […] nunca pensé que estuviera abusando de mi confianza», contó asegurando que aún estaba «en shock» y cerrando las puertas a una posible reconciliación.
La marquesa de Griñón ha abandonado el piso que compartía con su expareja mudándose estos días a la casa de su madre. Allí ha dejado también el original anillo de diamantes con el que Íñigo Onieva le había pedido matrimonio hace unos días.
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