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La 37 edición de los Premios Goya han comenzado con un emotivo homenaje a Carlos Saura, que falleció el 10 de febrero a los 91 años. Los invitados a la gala, que se celebra en el Autorio Andalucía de Sevilla, han aplaudido durante varios minutos cuando su viuda, Eulalia Ramón, y dos de sus hijos, Antonio -fruto de su matrimonio con Adela Medrano- y Anna, han subido al escenario para coger el ‘cabezón’ de manos de Carmen Maura, que protagonizó el gran éxito de Saura, ‘Ay, Carmela’.
Los tres se han roto ante los aplausos. Ha sido una noche de emoción, tristeza pero también un honor y una alegría para ellos que se reconozca la carrera de su padre. «Qué pasada, qué emoción. Estamos aquí como él quiso, en representación de todos nuestros hermanos. Nuestro padre se fue ayer trabajando hasta el último momento, enseñando que la imanginación no tiene límites, que hay que dedicarse a lo que a uno le gusta y que la cultura es lo más improtante que tenemos y hay que potenciarla porque no entiende de ideología ni colores, es nuestro legado y futuro.Él luchó mucho a pesar de las piedras del camino y nos ha dejado un gran legado», ha dicho Anna.
Antonio, su hijo mayor, ha destacado la importancia de las 4 mujeres que pasaron por la vida de su padre. Adela Medrano, su madre, Geraldine Chaplin, Mercedes Pérez y finalmente Eulalia Ramón,»una mujer maravillosa, que ha sido su compañera de vida y que le ha ayudado a hacer los minimalismos que hizo. Reivindico el papel de las mujer que han hecho de mi padre la persona que es».
Eulalia, muy emocionada, ha dado las gracias a todos los médicos y personas que han cuidado de Carlos Saura, en especial a su cuidadora Elsa. «La sanidad pública se merece que la cuiden, como ellos nos han cuidado a nosotros. Le prometí a Carlos que le salidaría y lo haré, aquí estamos estés dónde estés», ha dicho la actriz, que a continuación ha leído la nota que dejó escrita: «A mis 91 años recién cumplidos no podía haber tenido mayor satisfacción, gracias por los que os habéis acordado de mí. He sido afortunado, he traspasado los límites que me propuse, me considero una persona afortunada. Estoy feliz si mi trabajo ha sumado a las nuevas generaciones, la imaginación es más rápida que la velocidad de la luz. Mucha pena no poder estar ahí saboreándolo con vosotros y vosotras».
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