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Federico de Dinamarca se ha llevado todos los flashes de los fotógrafos este jueves, y no por su polémica mala relación con su hermano, que ya parece agua pasada, sino porque el príncipe ha tenido un percance más simpático que serio con su entrepierna a su llegada al castillo de Amalienborg. Los reyes de Noruega se encuentran de visita oficial en el país de Federico y Mary de Dinamarca, y este jueves por la tarde la Familia Real ofreció una cena de gala que no pasó desapercibida para nada. De hecho, el percance del príncipe ha tenido incluso más repercusión que la propia visita al dejar al descubierto su bragueta abierta ante todos los medios allí congregados.
Nada más bajar del coche, el príncipe se atusó las solapas de de su chaqueta y se recolocó algunas zonas tras ir sentado, pero de lo que no se percató fue de que su entrepierna estaba cobrando todo el protagonismo al tener un botón de su pantalón enganchado con el pliegue de la bragueta, lo que dejaba al descubierto el despiste de Federico, que no se había cerrado correctamente el pantalón antes de salir de casa. Un detalle que deja al descubierto, una vez más, que los miembros de la realeza también son humanos como el resto.
La última vez que pudimos ver a los príncipes fue en la boda de Hussein de Jordania y Rajwa Al-Saif, que contrajeron matrimonio el pasado 1 de junio y en la que, por cierto, volvieron a coincidir los reyes eméritos Jun Carlos y Sofía. En aquella ocasión no hubo despistes de este tipo y Federico presumió de tipo con un traje azul. De igual forma, la princesa Mary deslumbró con un vestido en color crema con estampado floral (foto superior) para la recepción con la reina Rania. Por la noche, sin embargo, prefirió un vestido de gasa y lentejuelas en azul claro, con el pelo recogido en un moño y una tiara, que lució por primera vez en 2016 y se ha puesto, desde entonces, en varias ocasiones importantes como esa.
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