Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia: suenan campanas de boda para la pareja

Suenan campanas de boda para Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia. Cuando se cumple algo más de un año desde la confirmación del romance de la pareja y la separación de la infanta Cristina y el padre de sus cuatro hijos, la pareja podría estar pensando en formalizar su relación y, el primer paso, sería solucionar su situación legal. Ainhoa Armentia ya lo ha conseguido y, tal y como informa la revista ‘Hola’, ya es una mujer divorciada. Según esta revista, la analista contable ya ha firmado el divorcio con Manuel Ruiz, padre de sus dos hijos, con el que contrajo matrimonio en mayo de 2003 y estuvo casada 19 años antes de separarse después de pasar un año en crisis. La relación de la ex pareja es buena por el bien de los hijos que tienen en común, dos adolescentes a los que Iñaki Urdangarin ya conoce y con lo que ha compartido tiempo en la intimidad de la casa de Ainhoa.

Por su parte, Iñaki Urdangarin se encontraría en plenas negociaciones para resolver su divorcio con la infanta Cristina. Después de que se publicara que la ex pareja firmaría su divorcio este mes de abril, Mari Ángels Alcázar aseguró que no sería hasta junio, cuando su hija Irene alcanzara la mayoría de edad, cuando legalizarían su situación. Las últimas informaciones señalan que la firma del divorcio podría alargarse hasta el mes de septiembre. A pesar de que la periodista especializada en Casa Real negó que Iñaki Urdangarin fuera a recibir una pensión compensatoria, Juan Luis Galiacho en ‘Fiesta’ comentó que si lo hará y que podría alcanzar los 25.000 euros mensuales. «La infanta Cristina tendrá que pagarle al padre de sus hijos la cantidad mensual de 25.000 euros, una indemnización de dos millones de euros y poner a su nombre varios inmuebles, como el que el matrimonio tiene en la localidad francesa de Bidart», aseguró el informador.

Lo que está claro es que la historia de amor entre Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia, que ya cumple más de un año, va viento en popa y que podrían sonar campanas de boda para la pareja que, mientras llega el momento de formalizar su unión, vive su relación en Vitoria con escapadas a Bidart, Baqueira o Formentera.

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