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Que Tamara Falcó e Íñigo Onieva no paran de trabajar lo sabemos todos, pero es que además los preparativos de la boda que celebrarán el próximo 8 de julio están haciendo que sus niveles de estrés suban cada día mientras se acerca inexorablemente la fecha. Por eso, cada momento que tienen de relax intentan aprovecharlo al máximo, y en la tarde del pasado domingo la pareja quiso aprovechar para desconectar de todo lo que les queda por delante con un plan de lo más tranquilo: acudieron a misa a una conocida iglesia del centro de Madrid.
La pareja, que vive en el piso que Íñigo tiene en Chueca, se acercó dando un paseo hasta la Parroquia de Santa Bárbara, al lado de la Plaza de las Salesas y uno de los lugares favoritos de Tamara-que incluso se barajó como lugar para celebrar su enlace, aunque finalmente se decidieron por la capilla que tiene El Rincón, el castillo que Carlos Falcó le dejó en herencia a la actual marquesa de Griñón-. Muy sonrientes y charlando animadamente, los tortolitos caminaron entre preguntas de reporteros y flashes de cámaras hasta que se adentraron en la iglesia del siglo XVIII.
Previamente, Tamara salió a pasear los perros, y fue entonces cuando se mostró mucho más dicharachera con la prensa, a los que enseñó con más detalle el anillo ‘nuevo’ de compromiso que le ha regalado Íñigo, una sortija de oro blanco de diseño muy moderno y con 3 diamantes de corte pera firmada por la firma joyera Repossi.
Al salir, la pareja caminó en la noche madrileña cogida del brazo, de nuevo charlando muy felices de sus cosas. ¿Compartirían impresiones tras sus rezos y su charla con el sacerdote? ¿Irían hablando de ideas para su enlace? De momento, se sabe que quien oficiará la boda, según ha apuntado la revista ‘Hola’, es Don Miguel Cruz, gran amigo de la familia, que declaró recientemente que «siempre es bueno acompañar a los amigos en los momentos alegres».
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