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Se puso Topacio en el DNI porque en el colegio la hacían llorar llamándola como la protagonista de la telenovela. Su vida no ha sido fácil, porque sus padres no aceptaron que había nacido en el cuerpo de un niño. Al final, sus padres se arrepintieron y curaron esa herida. María Topacio ha conseguido ser uno de los rostros más populares de nuestro país y una galerista reconocida.
¿Por qué cerraste la galería, que era el gran proyecto de tu vida?
Fue por la pandemia. A partir del décimo año, la galería ya no funcionaba de la misma manera que yo quería, porque la gente iba a verme a mí y yo pasaba meses sin ir. Me fui a Argentina, porque mi madre falleció y cuando vine tome la decisión, sin vuelta atrás. Sentí que cambiaba un ciclo.
Cierras un ciclo, pero quieres abrir otro.
La galería se cierra, pero se transforma en digital, que nos vino muy bien en la pandemia. Ahora quiero hacer un documental de la galería y será cuando se cierre el ciclo. Y lo que viene, será el proyecto de hacer una feria de arte: Soy una feria. Que solo se hará una vez al año.
Así que, te lo puedes permitir.
Sí, porque yo sigo trabajando para marcas, soy comisaria de proyectos artísticos… Cerrando la galería he ganado dinero, porque había veces que era un pozo sin fondo.
Tú cuando llegas a España empiezas trabajando de camarera.
Eso fue solamente un día: Me pidieron un café bombón y lleve un café solo, porque creía que me llamaban bombón a mí. Ese día supe que no servía para eso. Mi primer trabajo en España fue bailar en Ibiza. Era gogó en discotecas. Con ese dinero, me vengo a vivir a Madrid.
¿Y cómo aparece Alaska en tu vida?
Por un vídeo de Martín Sastre, ‘La mano en el fuego’. Me conocen Mario y Alaska y ven que tengo mucha hambre de que me conozcan y de caer bien a la gente. Honestamente yo no les conocía.
¿De verdad?
Sí, yo creía que ‘A quién le importa’ era de Thalía. Cuando Mario me ofrece trabajar con ella, se lo conté a unas amigas mías travestis y me dijeron que me estaban tomando el pelo. No fue así, al día siguiente tuve una actuación en ‘Crónicas marcianas’.
«Nunca pensé que me iba a comprar una casa»
¿Te costó dejar Argentina?
Antes de venirme, estuve en Miami, pero me costaba conseguir los papeles. Allí estaba bastante perdida, estaba metida en la noche y con lo que ello conlleva. Madrid fue un salvoconducto para escaparme de la noche.
La noche es difícil.
Por eso, me quería venir aquí y trabajar en el mundo del arte. Yo vengo con dos becas, pero tenía que trabajar. Tengo más de lo que soñaba en la vida.
Tuviste mucha suerte.
Sí, claro. Logré muchos objetivos que ni los hubiera imaginado. Nunca pensé que me iba a comprar una casa, y hoy tengo varias. Tampoco creía que iba a tener una persona a mi lado, que ya lleva veinte años. Yo solamente pensaba en sobrevivir.
¿Tus amigas del principio en España te tienen envidia?
¡No! Me ven como un referente en el sentido de conseguir cosas.
Sí eres un referente para la gente joven.
Espero serlo. Una de las cosas que más echo de menos de la galería, era cuando venían las familias con niños transexuales, y me preguntaban cómo iba a ser la vida de mi hijo y yo les decía que primero tenían que tratarle como lo que era.
¿A ti te costó?
A mí no me dejaron serlo en mi casa. Mis padres estaban en contra de que tomara esa decisión. Me sentía encerrada en casa de mis padres.
¿Sí?
Siempre cuento que yo salía con una mochila y me cambiaba de ropa, y cuando entraba tenía que hacer lo mismo.
¿Nunca te cruzaste con tus padres?
No, pero mi madre se daba cuenta porque me quedaba un poco de rímel. Ella se enojaba, pero nunca me dijo nada.
¿Cómo tomas la decisión?
Cuando fui independiente, cuando me mantenía yo. Luego mis padres lo aceptaron.
¿Nunca se arrepintieron?
Sí, sobre todo mi papá, porque mi madre enfermó muy pronto, aunque me expresaba mucho cariño con su mirada y sus caricias. Mi padre, con el tiempo, procuró hacerse amigo mío y de mi marido. Eso pasó en sus últimos años. Es una cosa que me hace llorar.
¿Cómo aparece Israel en tu vida?
Por una web: chueca.com. Los dos estábamos ligando por ahí y nos encontramos. A los seis meses nos casamos y hasta hoy.
¿No has tenido instinto maternal?
Sí, los primeros cinco años de matrimonio, pero Israel tenía claro que no quería. Yo no debía estar muy convencida, porque si lo hubiese querido al cien por cien, lo hubiera hecho.
¿A quién te sorprendió más conocer: Alaska o Almodóvar?
Alaska es como una hermana para mí, es mi familia. Pedro te obnubila porque conoces a ese gran director, a la estrella.
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¿Te hubiese gustado ser ‘chica Almodóvar’?
Nunca quise ser actriz, aunque he hecho cameos, porque me gusta figurar. Yo no puedo aprenderme una frase, porque no tengo memoria.
¿Y si te lo proponen?
Diría que sí porque soy arriesgada. Yo hice una película porno, pero no actuaba. Hacía de la madre de uno…
¿Vas a escribir tus memorias?
Si me ayudan Vaquerizo y Valeria Vegas sí. Las memorias siempre funcionan si te pasa algo trágico y a mí no me ha pasado. Y si es para contar cosas sexuales: Llevo veinte años con el mismo y soy monógama.
¿Perdonarías una infidelidad?
No lo sé. Ahora no tengo ganas de pelearme con Israel, así que igual perdonaría.
¿Te han hecho alguna proposición indecente?
Sí, muchas, algunas las he aceptado y otras no. Cuando era joven y no tenía pareja, las he aceptado.
¿Irías a ‘Supervivientes’?
Me lo han ofrecido, pero no, porque yo no me voy a pelear por un coco y a las semanas tendría más bigote que Cantinflas.
Por cierto, ¿por qué Topacio?
Porque era una burla que me hacían en el colegio porque me parecía a Topacio la de la telenovela. Yo me ponía a llorar. Cuando llegó el momento me puse: María Topacio.
Texto: Daniel I. Carande. Fotos: Pablo Sarabia. Ayudante de fotografía: Sara Guillén. Estilismo: Isabel Dorado. Maquillaje y peluquería: Juan Pacheco para KVD e ICON by Mon Team. Agradecimientos: Restaurante Robata. C/ Puigcerda, 4. Madrid. Telf.: 916 006 986. Y @distrito41madrid
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