Salir de la ducha, peinar el cabello y dejar que caiga, fresquito y mojado sobre la espalda. Este es un placer de verano que muchas están deseando cuando llega el buen tiempo. Y además la mayoría lo hace creyendo que le está dando un respiro a su melena tras el largo invierno exponiéndolo día tras día al calor del secador. Sin embargo, algunas voces expertas afirman que este hábito, aparentemente mucho más saludable que secarlo con una fuente de calor, podría ser no tan recomendable como parece.
El problema está en que al secar el cabello al aire, estás alargando el tiempo que el cabello retiene la humedad y aunque, generalmente, asimilamos humedad a hidratación y, por tanto, a algo positivo, podríamos estar equivocadas. En este caso no sería tan beneficioso para la fibra capilar ya que puede afectarle negativamente a largo plazo. Y es que cuanto más tiempo permanezca el exceso de agua en el cabello, este absorberá más líquido y se hinchará. Esto puede contribuir a romper su corteza, lo que se manifiesta en puntas más débiles y quebradizas y en la temida caída.
Este argumento está probado en un estudio dermatológico que se puede encontrar publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Esta investigación llega a la conclusión de que lo más inteligente es optar por la opción menos dañina para el cabello. Y según el estudio de campo que llevaron a cabo, el cabello secado con altos niveles de calor, mostraba daños en las superficie, pero el que había sido secado al aire mostraba daños en la corteza, algo que es coherente con el razonamiento expuesto más arriba.
Pero como en casi todo, existen matices y el tipo de cabello también influirá en el daño sobre el cabello que se puede asociar a este hábito. En fibras gruesas es más probable que se dañe la corteza, porque el cabello tiende a absorber mucha más agua. Sin embargo, el cabello fino -sí, algo bueno tenía que tener- es menos probable que retenga una cantidad elevada de este líquido y, por tanto, previsiblemente, los daños sobre la corteza serán menos graves.
Por tanto, la clave parece estar en tu tipo de cabello. Las personas con pelo fino, ondulado, liso o teñido son las que más se pueden beneficiar del secado al aire libre. Por el contrario, aquellas de cabello grueso, rizado o alisado de manera artificial -de cómo estos procesos afectan al cabello debatimos aquí- se beneficiarán más del styling con secador, siempre que se haga a una temperatura moderada.
Mucho cuidado al peinar en mojado
Si tras analizar tu cabello decides darle una oportunidad al secado al aire, también existe una manera correcta de hacerlo. Cuando termines de lavar y acondicionar tu cabello, ya sea con un producto con o sin aclarado, no retuerzas la melena para retirarle la máxima cantidad de agua. Cuando el cabello está mojado, la fibra capilar es mucho más débil, por lo que sí retorcemos, podemos romperla con más facilidad.
La manera correcta de retirar el agua es poniendo la mano en forma de garra y recogiendo el cabello hacia arriba. Tras retirar el agua, seca con una toalla delicadamente. Pon la pieza de tela sobre la cabella y realiza pequeñas presiones que retiren la humedad. El último paso es peinarlo, debemos hacerlo delicadamente, empezando por las puntas y ascendiendo con cuidado de no romper el cabello.
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