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Las lágrimas han llenado el rostro de Rocío Carrasco en la novena entrega de la docuserie ‘En el nombre de Rocío’. Tras hablar, en capítulos anteriores, del desplante de Rosa Benito a su madre y revelar el motivo por el que su padre no tuvo hijos con Raquel Mosquera, ahora la hija de Rocío Jurado ha recordado cómo fueron los últimos momentos que pasó junto a su madre y todo lo que vino después, como la apertura de un testamento que nadie de la familia sabía que existía. En marzo de 2006, la tonadillera llegó a España tras haber estado ingresada en Houston. Su deseo era morir en España y lo cumplió gracias al avión medicalizado que le puso el empreasario Paco Hernando.
Rocío Carrasco, que ya había contado cómo vivió la estancia de su madre en EE.UU., no quiere calificar cómo fueron los últimos días de su madre en su casa de La Moraleja. «Todos los que estaban allí era por su mejor voluntad. Había mucha gente, demasiada. Que yo considerase que no era lo correcto, puedo pensarlo pero es el sentimiento de cada uno y no me voy a meter en eso», recuerda la hija de ‘La Más Grande’.
Rocío confiesa que pudo despedirse de su madre aunque no hubiera hecho falta porque habló con ella viva todo lo que tenía que hablar y su «mente estaba en paz con la suya». Sobre esa madrugada del 1 de junio de 2006, en la que falleció la tonadillera, Rocío Carrasco recuerda: «Hubo un momento en la madrugada que se fue, la habitación estaba llena de gente, pedí que se saliera todo el mundo, me tiré con ella en la cama, no estaba consciente y le dije, ‘mamá, todo está bien, no te preocupes. Los niños están bien, yo estoy bien, me quedo tranquila con Fidel, vete tranquila’. Me quedé un rato con ella, le di un beso y ya sabía que no tenía vuelta atrás y a las dos horas se fue, el corazón empezó a bajar el ritmo y se fue». Rocío cuenta que ella salió de la habitación porque no quería estar allí en el momento que su madre dejase de respirar.
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