«Cada joya merece ser llevada, no guardada dentro de una caja». Esta es la máxima detrás de Leandra, una firma que reinventa la alta joyería contemporánea desde su estudio de Barcelona. Fundada en 2021 de la mano de Alejandra Rumeu y Victor Fillat, este dúo fusiona la creatividad de la primera, formada en Gemología e Historia de la Joyería, con la experiencia y conocimientos artesanos de Victor, que trabaja como joyero desde hace décadas. «Leandra nació de esa pasión común por la joyería. Estamos haciendo algo único dentro del mundo de la alta joyería. Dándole una vuelta más actual y cañera al diseño, tanto en el mensaje, como en los valores que transmitimos», explican desde la marca.
Inspirada por la joyería antigua sin olvidar la moda y el momento actual, Alejandra idea piezas «atemporales que perduren en el tiempo» y Victor les da vida utilizando materiales nobles con especial protagonismo del oro y los diamantes. «Son las pequeñas cosas del día a día las que me hacen ponerme a dibujar y crear», añade ella. Así dan forma a piezas especiales que abarcan desde los anillos, pendientes y colgantes con un precio asumible hasta pequeñas obras de arte de alta joyería de esas que forman parte de un legado que pasa de generación en generación.
Todas, sin embargo, nacen con la misma vocación: ser llevadas cada día como parte del uniforme diario de mujeres de todas las edades y gustos. «Defendemos que las joyas merecen ser disfrutadas y no solo llevadas en ocasiones especiales. Las piezas de Leandra están pensadas para que las mujeres las puedan lucir en una reunión de trabajo, en una cena con amigos o en el salón de su casa… Nuestras clientas se sienten muy cómodas seleccionando joyas para lucir siempre», insisten ellos.
Vendiendo a nivel internacional a través de su página web, en la que incluso es posible encargar joyas a medida partiendo de un boceto o idea personal, Leandra planea exportar la artesanía y el valor de las joyas hechas a mano. Además de su estudio en Barcelona, al que les gusta llamar Casa Leandra por ser ese espacio en el que sus clientas acceden al universo de la marca sintiéndose como en casa, entre sus planes de futuro está abrir un punto de venta en Madrid. «También nos encantaría que Leandra formase parte de grandes espacios de venta física que admiramos alrededor del mundo».
El gusto por el detalle invade todo en la firma, que pone especial cuidado en el packaging de sus codiciadas piezas. Cada una se conserva dentro de un joyero de terciopelo que la mantiene en las mejores condiciones y que está disponible en una variedad de siete colores entre los que cada cliente puede elegir su favorito. Solo un ejemplo más de la personalización y mimo que caracterizan el universo de una enseña convencida de explorar la feminidad a través de la joyería sin olvidar que «cada pieza es parte de una historia personal y queremos expresar esa intimidad y respeto en todo lo que hacemos».
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