Hedi Slimane, que desde 2018 es el director creativo, artístico y de imagen de Celine, es un poco como una mezcla entre el Boris Karloff y la Greta Garbo de la época dorada de Los Ángeles. De vez en cuando, un foro de moda online puede volverse loco con el rumor de que fue visto hojeando camisetas vintage en el Rose Bowl Flea Market, o los invitados a una cena del mundo del arte pueden obsesionarse con una supuesta visita suya a Frieze Los Ángeles, la famosa feria de arte. ¿La única pista real de lo que hace Slimane? El Diario de Hedi Slimane, el compendio de retratos que alimenta en su página web desde hace más de una década. El Diario tiene el tipo de seguidores de culto más propio de un fanzine mostrando a chicos malhumorados con rasgos toscos y apariciones ocasionales de gente como Debbie Harry.
Ahora la modelo Kaia Gerber, natural de Malibú y amiga íntima de Slimane, se ha unido a la legión de sujetos del Diario. Recientemente, él pasó por su casa familiar con una chaqueta de cuero, una bufanda y unos vaqueros negros. «Algo que me encanta de él es que es como yo», dice Gerber en una entrevista. «Tiene un uniforme y no se lo quita». El diseñador logró que Gerber y su hermano, Presley, con el que nunca se ha fotografiado, se sentaran juntos, y disparó las fotos. «Fue una especie de impulso, ‘¿quieres hacerlo’. ‘Bueno, ¡claro!’. Hedi es probablemente una de las pocas personas con las que querría hacerlo».
Puso buena música, por supuesto –Electric Mud, de Muddy Waters, que Gerber ha estado escuchando en bucle desde entonces– y fue «muy fácil el peinado y el maquillaje», dice. «Es un genio. Sabe lo que quiere. Aprovechamos mucho un solo día e incluso nos tomamos un largo descanso a mitad. Realmente no parecía un trabajo».
Lo que hace que las imágenes del Diario sean tan únicas como proyecto artístico es que la mayoría de las fotografías de moda o relacionadas con ella tratan de conjurar una fantasía. Sin embargo, las imágenes de Slimane tratan de la vida que él y su círculo más íntimo están viviendo realmente. Gerber dice que los dos hablaron de crear esa forma de intimidad necesaria para hacer imágenes como estas. «Creo que la razón por la que ha fotografiado a tanta gente icónica es que porque realmente crea esa sensación de intimidad que es muy difícil de conseguir cuando estás rodeado de un montón de gente». Se ríe. «Es un entorno muy bonito», añade, y por eso las fotos parecen tan despreocupadas. Incluso los perros de Gerber y Slimane pasaron el rato juntos. (El nombre del perro de Slimane es Elvis. Y tiene un pelo precioso. «Por supuesto que su perro tiene un pelo precioso», añade la modelo).
Gerber también se pregunta si el poder de la fotografía de Slimane radica en que él diseña la ropa y hace las fotos, algo que nunca o casi nunca ocurre en la moda. «Su atención al detalle es algo que nunca he visto antes», dice Gerber. «Cada pulsera, cada pendiente… tiene mucho ojo. No se olvida de nada». ¿Así que hace pequeños ajustes meticulosos en el pelo y las joyas mientras estáis en la sesión? «Sí, es un perfeccionista en toda regla».
Las fotos también tienen un aire despreocupado, claramente californiano. Hoy en día, cualquiera que diga que Los Ángeles no es una capital de la moda no entiende nada (y no sólo porque El largo adiós, de Robert Altman, con sus trajes sudados, sus protoinfluencers haciendo yoga desnudos y el ama de casa hippie de Malibú, es la mejor película de moda que he visto nunca). «Normalmente hacemos las sesiones en el sur de Francia», dice Gerber. «Verlo en mi ciudad natal fue muy guay». Conoce Malibú como la palma de su mano, añade. «Es una locura. Hasta conocía la tienda de batidos en la que mi hermano tuvo su primer trabajo».
Slimane considera que Los Ángeles, y en particular la Malibú natal de Gerber, es una subcultura de estilo, una que él ha infundido en la ropa que diseña, casi como un gesto que sólo los nativos reconocerán, pero que ahora puede aparecer en los armarios de cualquier persona cool de Seúl, Tokio, Londres o Nueva York. «Voy a otros sitios y percibo una la influencia de la que quizá no me había dado cuenta antes», dice Gerber. Su presencia en la ciudad se ha convertido en una especie de mito. «Creo que siempre se sintió atraído por la cultura del surf, y eso se ve en sus colecciones, en su ropa. Había una especie de leyenda sobre Hedi, como si estuviera en algún lugar de Malibú y te pudiera hacer un casting. Hay gente de mi instituto que fue fotografiada por él de forma muy similar, pero llevando su propia ropa, para capturar esa cultura». Aunque Malibú no se mencione como capital de la moda, su influencia estilística ha sido enorme bajo las riendas de Slimane en Celine. «No se aprecia de esa manera. Y creo que Hedi realmente lo convirtió en algo de moda, como un momento cultural».
A veces, Gerber revisa sus colecciones y piensa: «¡Esto es genial, me pregunto de dónde lo ha sacado! Y luego pienso: «¡Espera, eso es algo que llevaban los niños de mi colegio! Pero la forma en que lo hace provoca que lo veas de una manera completamente diferente y lo aprecies».
Ambos se hicieron amigos hace unos dos años, más o menos cuando la pandemia paralizó el mundo de la moda y Slimane entró en una edad de oro creativa con sus fashion films. Se podría decir que TikTok revolucionó la moda masculina de Celine y Gerber hizo lo mismo con la femenina; desfilando y encabezando varias campañas de la marca, es a la vez el rostro de Celine y un miembro del círculo íntimo de Slimane. Ahora Gerber lleva Celine casi a diario, pero recuerda que al principio pensaba: «Dios mío, ¿qué me pongo para conocer a la persona más guay con el estilo más guay?». (No es la única: innumerables diseñadores de moda, desde Nicolas Ghesquière hasta Jonathan Anderson, me han hablado maravillas de lo genial que es Slimane). «Creo que es porque ser simple y cool a la vez es una de las cosas más difíciles de lograr», reflexiona Gerber. «Y él lo consigue a la perfección».
«También hace la mejor versión de todo», continúa. «Coge algo y lo convierte en lo mejor que puede ser». Los vaqueros azules perfectos, la chaqueta de cuero perfecta. «Siempre ha sido muy bueno para elevar las cosas. Tal vez esa es su parte francesa».
«Me encanta que sólo necesite un vaquero, su vaquero. O esa única chaqueta. Tengo este blazer de piel de Celine que, si has visto una foto mía en el último año, probablemente lo lleve puesto. Así es como me gusta llevar mi ropa. Si encuentro algo que me gusta, lo voy a llevar siempre. Y creo que por eso me gusta tanto Hedi. Realmente hace esas prendas con las que puedes hacer eso».
«Su atención al detalle es algo que nunca he visto antes. Cada pulsera, cada pendiente… tiene mucho ojo. No se olvida de nada»
Pero, ¿de qué hablan realmente estos dos fanáticos de la moda? «Es un gran conocedor de la música, del cine. Realmente es un artista en el sentido más estricto de la palabra, que se inspira en todas partes: imágenes, arquitectura y muebles. Es muy versado. Es una persona bastante intimidante al principio porque es quien es, pero realmente es una persona muy amable, increíble y muy inteligente. La mayoría de las veces soy yo quien le hace preguntas porque quiero saberlo todo sobre cómo funciona su mente».
La especificidad del gusto de Slimane, su naturaleza exigente, también ha impresionado a Gerber. «Es muy raro que una persona que piense, ‘Oh, me gusta eso’, se pregunte, ‘¿por qué me gusta eso?’ Creo que es alguien que conoce esa respuesta. Y muchos de nosotros no podemos responder a esa pregunta. Creo que trabajando con él he aprendido realmente qué es lo que me gusta de las cosas y por qué me gustan o me atraen». Fantástico.
Vía: Harper’s BAZAAR US
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