«El discurso de odio nunca está bien ni es excusable», comenzaba diciendo Kim Kardashian en un tweet con el que pone fin a las dudas sobre su posicionamiento en la polémica creada alrededor de su ex marido, Kanye West, y que le había situado en la diana de todas las críticas durante las últimas semanas. «Me uno a la comunidad judía y pido que la terrible violencia y la retórica de odio hacia ellos termine inmediatamente», concluía.
La postura que había tomado la empresaria y estrella de realities estadounidense en las últimas semanas donde abogaba por guardar silencio y no manifestar públicamente su rechazo ante los comentarios antisemitas que había realizado el rapero, ahora nombrado como Ye, al contrario que otros miembros de su familia como Kendall Jenner o amigas del sector como Gigi Hadid o Amy Shumer, había provocado una oleada de críticas. Entre ellas la del cantante Boy George que había llegado a calificar la actitud de Kim como «espantosa».
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