En el año 1992 Carlos de Inglaterra y Diana de Gales anunciaron su separación. Tras años con la sombra de Camilla Parker alrededor de la pareja, el heredero al trono de Inglaterra y su -hasta entonces-mujer, decidieron comunicar el fin de su relación, un paso con el que impulsaron la normalización del divorcio dentro del encorsetado universo de las monarquías.
La vida siguió para ambos y en 1994, Carlos de Inglaterra comunicó de manera oficial su relación con Camilla Parker, cuando estaba ante la ley todavía casado con Diana. Ella, dicen, quiso vengarse a través de su vestimenta y esa misma noche acudió a una gala benéfica en la que lució el llamado revenge dress -vestido de la venganza-. Este era un diseño negro, corto, en crepé de seda, diseñado por Christina Stambolian. El vestido había sido comprado por Diana tres años antes, pero siempre había terminado descartándolo por considerarlo demasiado atrevido. Sin embargo aquel look de 1994 quedaría grabado en la memoria de todos los británicos.
En aquel momento, la espectacular pieza de moda eclipsó otros detalles con los que también sorprendió Diana. Y es que a partir de 1992, cuando comenzó a hacer vida separada del entonces heredero a la Corona, cambió algunos códigos estéticos. Por ejemplo, dejó de lado los esmaltes neutrales, como el rosa palo y el blanco lechoso -es decir las actuales milky nails-, que son los que una regla no escrita de palacio dice que deben llevar las mujeres de la monarquía y para corroborarlo solo hay que echar un vistazo a los looks de Kate Middleton.
Esa noche de 1994 Diana acompaño el vestido de Stambolian con un empoderador esmalte rojo. «Estaba claramente enfadada. Llevaba esmalte de uñas rojo brillante, algo que nunca le habíamos visto hacer antes. Ella estaba diciendo: ‘Seamos malvados esta noche'», recuerda la diseñadora de su icónico vestido en el libro Diana: A Life in Dresses. Desde entonces el esmalte rojo se incorporó al tocador de Diana Spencer de manera permanente y fueron muchas las ocasiones en las que lució una impecable manicura de uñas almendradas cubierta de este atractivo color.
La manicura roja es un clásico estético que aúna elegancia, poder y un punto sexy. Lo hace en un equilibrio perfecto y a través de los múltiples tonos de rojo que se pueden encontrar en el mercado, desde el rojo anaranjado hasta los granates. A pesar de su encendido tono es raro encontrar un estilismo en el que esta manicura, por su corte clásico, no encaje, por lo que es una buena opción para apostar por un diseño semipermanente.
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