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Ugur no tiene miedo a donar sangre, pues cree que es el único que puede salvar la vida de Ahmet en El juego de mi destino: «No me importa que me pinchen. Yo voy a ser un niño muy valiente». Cemal, muy orgulloso de la actitud del pequeño, le agradece su valentía: «Estoy seguro de que Ahmet mejorará porque tiene un hermano como tú».
Por otro lado, Raci se pasa el día lamentándose por haber perdido al amor de su vida: «No como, no duermo, parezco un zombie, ¡estoy destruído!», le dice a Zuhal, sin saber que Meral se ha quedado a vivir en su casa sin decírselo a nadie. Por su parte, Zuhal debe acudir al hospital para realizarseuna ecografía y escuchar por primera vez los latidos de su bebé. Ahora mas que nunca, extraña la compañía de Mahir.
Para que no se enfrente sola a un momento tan especial, Cemal decide acompañarla y sostenerle la mano. «He vivido sin mis hijos mucho tiempo y es un infierno. No deberías privar a tu hijo de su padre, tarde o temprano le necesitará a su lado», le dice, intentando que Zuhal recapacite y le cuente a Mahir que espera un hijo suyo.
Ugur organiza una pequeña fiesta para Ahmet
En la mansión, Ugur está decidido a convertir los peores días de Ahmet en una fiesta. Por eso, fabrica junto a su madre un teatro de títeres y le dedica a su hermano una divertida versión de Rapunzel donde también participan Nergis y Cemal.
Ahmet se queda encantado y aunque solo sea por un rato, consigue olvidarse de su enfermedad. Sin embargo, Cemal no es capaz de ver las cosas con optimismo y se derrumba con Asiye:«Mi hijo se me escapa de las manos y no puedo hacer nada. Yo debería estar en su lugar
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