Antonio Rossi se sincera en Diez Minutos: «Antes de periodista quise ser torero»

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    Es una de las caras más conocidas de la crónica social de nuestro país. Y ahora, además de seguir colaborando en ‘El programa de Ana Rosa’, está al frente del programa ‘La vida en rosa’, en Telemadrid. Un premio a su profesionalidad que no esperaba y que le ha llenado de alegría. Tanto, que sólo le pide a 2023 quedarse como está.

    -Llevas dos meses al frente de ‘La vida en rosa’, en Telemadrid, con un gran éxito. ¿Cómo te sientes?

    -La verdad es que muy bien. Los resultados están siendo buenos, el equipo está contento y hemos evolucionado. Es una oportunidad para mí, una experiencia y ¡que dure mucho!

    -¿Cómo surgió el proyecto?

    -Me llamaron y me lo propusieron. Tan fácil y tan sencillo como eso.

    -¿Siempre quisiste presentar?

    -Como objetivo y meta en la vida, no. Que estuviera la idea ahí, pues sí, porque siempre he querido trabajar en la tele, siempre me ha gustado la prensa del corazón, desde que me fui de Sevilla, cuando empecé en agencias. Pero a medida que vas trabajando en esto te das cuenta de que la cúspide de la pirámide cada vez es más complicada. Y la verdad es que yo soy muy feliz haciendo lo que hago porque me gusta y parece que se me da bien. Así que, desde que me lo ofrecieron hasta que se materializó el proyecto fui súper prudente. Y ahora estoy feliz y lo tomo con mucha humildad.

    -El programa va como un tiro. ¿Os habéis planteado hacerlo más días?

    -A mí me encantaría que fuera dos días: sábados y domingos. Es mi objetivo. Consolidar el formato y que la cadena apueste por eso. Este sería el mejor regalo que me podrían hacer.

    -No eres un presentador al uso. ¿Cómo te implicas?

    -Me implico en todo. Desde el miércoles que se incorpora el equipo empiezo a hablar con ellos: propongo, llamo, busco información… Parte de la esencia del programa es que soy yo, que llevo más de 20 años trabajando en esto y que soy un profesional del corazón. De ahí que en los pasos a los vídeos vaya dando información. Eso es lo que nos diferencia.

    -Si surgiera un proyecto más potente, ¿te plantearías dejar de colaborar?

    -No, no entra en mis planes. Yo soy feliz en ‘Ana Rosa’. Creo que es el mejor programa de crónica social que hay en la televisión y ni me lo planteo. Es mi casa y ni se me ocurre…

    -¿Qué has aprendido de Ana Rosa?

    -Uy, muchísimo. Yo dejé Televisión Española para trabajar con Xelo Montesinos y con ella, en el inicio del programa, en 2005. Luego es verdad que me he ido y he vuelto, pero empecé a destacar con ella. De Ana Rosa lo que más me gusta es su profesionalidad, su templanza y su exigencia.

    -¿Es verdad que en la tele hay mucha guerra de egos?

    -Pasa en muchas profesiones, pero yo noto que hay envidias y gente que quiere avanzar, tener más presencia en pantalla, ir más días que otro… Pero yo te puedo decir que tengo amigos en la tele. También es verdad que yo voy a trabajar y si de ahí hay gente que se queda en mi vida, bienvenido, pero no voy con esa idea.

    -Ahora mismo compites con una amiga tuya, María Patiño, ¿cómo lo lleváis?

    -María se alegra de lo que a mí me pase y yo de lo que le pase a ella. De todas formas no somos competencia. Son programas completamente diferentes y hay sitio para los dos.

    -¿Tienes amigos famosos?

    -Sí, Belén Esteban, por ejemplo. Pero porque es compañera. No soy amigo de muchos más famosos que sean protagonistas de la crónica social.

    -¿Para hacer tu trabajo tienes que estar en línea 24 horas al día?

    -Sí, y es un horror, pero cada vez aprendo a desconectar más.

    -¿Qué haces para conseguirlo?

    -Estar con mis amigos, mi chico, mi familia, hacer deporte o ver una peli…

    -¿Qué te dijeron en casa cuando dijiste que querías ser periodista del corazón?

    -Siempre me han apoyado en todo. En mi casa hay una cultura de esfuerzo, constancia y sacrificio y siempre nos han empujado a salir y tener una carrera fuera del nido. De hecho, somos tres hermanos y los otros dos son internacionales. Han vivido fuera muchos años.

    -¿Qué supone para ellos tener un hermano famoso?

    -Yo soy el farandulero de la casa. Ellos son ingenieros, sensatos, correctos, trilingües… Y yo el del cachondeo (Risas).

    «Siempre llevo las zapatillas de deporte en el coche o de viaje. No entiendo la vida sin entrenar»

    -¿De niño soñabas con ser lo que eres hoy en día?

    -Sí, aunque primero quise ser torero porque soy muy taurino. Pero luego, según fui creciendo, lo tuve clarísimo. Me encantaban las revistas del corazón, el periodismo y la tele.

    -¿Tuviste una infancia bonita?

    -Sí, en mi casa siempre me han apoyado en todo. Afortunadamente, nunca he tenido traumas de nada, siempre he tenido amigos, he sido muy independiente, me ha dado muy igual lo que pensaran los demás y he tenido una personalidad firme. Lo único que era gordito, pero tampoco me preocupaba nada.

    -¿Y cuándo cambiaste?

    -Pues en el instituto, porque tuve ciática y se me descascarilló la rótula de lo que pesaba. Entonces adelgacé muchísimo porque me tuve que poner en serio. ¡Debía pesar más de 80 kilos! No podía subir escaleras y ahí empezó la concienciación. Desde entonces empecé a hacer deporte y a comer bien, convirtiéndolo en un hábito de vida.

    -A partir de ahí empezaste a hacer deporte, ¿incluso profesional?

    -Profesional es mucho… Pero sí me he considerado triatleta y lo era a un nivel muy intenso. Estaba federado y han sido diez años súper felices. La unión del deporte es brutal. Me quedo con muy buenos amigos de esa época.

    -Incluso escribiste un libro.

    -Sí, me propusieron escribir un libro y lo hice. La verdad es que fue una época muy buena.

    -Y a día de hoy el deporte está instaurado en tu vida.

    -Sí, sí, el deporte forma parte de mi vida. Ahora hago ejercicios de fuerza, más gimnasio… Y siempre llevo las zapatillas de entrenar en el coche o en la maleta. No entiendo la vida sin entrenar.

    -Pero tú madrugas hasta los extremos para poder ir al gimnasio.

    -Sí, yo soy de madrugar si no salgo y me enredo, claro (risas). Además, me acuesto súper pronto, sobre las 21:00, así puedo estar a las 9:00 de la mañana con las dos horas de deporte hechas. Después no sé lo que me depara el día con esta vida loca que tenemos los periodistas… Así que voy con los deberes hechos.

    -Este año ha sido redondo: presentas programa, te has consolidado en ‘AR’ y además estás feliz en tu vida personal.

    -Sí, se puede decir que con 42 años me he enamorado por primera vez. Nunca lo pensé, ni me lo planteé, pero de repente la vida te da una “guantá” y surge. Nunca me había pasado ni pensaba que me iba a pasar.

    -Es muy positivo que no hayas ocultado tu relación.

    -En Instagram no hablo de trabajo, así que sí muestro una parte de mi vida, ¿por qué no iba a hacer esto de manera natural? Aun así soy muy prudente.

    -¿Estás feliz?

    -Yo siempre he estado muy feliz, antes y ahora.

    -Cambiando de tema, ¿crees que los realities estigmatizan? Tú estuviste en ‘Mira quién salta’ y fue una anécdota más en tu vida. ¿Irías a otro?

    -Es que ‘Mira quién salta’ no era un reality como tal. Era un programa grabado, con cuatro galas, no había convivencia grabada, nos enseñaban a saltar. De hecho, no me relacioné tanto con mis compañeros. Yo iba a entrenar e incluso podía hablar por teléfono… Pero contestando a tu pregunta de si iría o no a un reality, no. Pero no porque estigmaticen, sino porque lo que marca o no es la actitud que tenga la persona y lo que haga.

    -¿Cómo te cuidas?

    -Haciendo deporte y comiendo bien. También hago terapia de reemplazo hormonal en la clínica Neolife.

    -¿Qué deseo le has pedido a 2023?

    -Que me quede como estoy, disfrutando de la vida como lo hago ahora.

    Cita en… Hotel Heritage

    Quedamos en el Hotel Heritage, un precioso palacio situado en el centro de Madrid, con el restaurante de Mario Sandoval dentro. Antonio llegó con puntualidad inglesa, como es él. Y después, las fotos salieron solas. Profesional hasta el extremo y cariñoso y entregado de igual forma. Yo le conozco desde hace muchos años y siento debilidad por él. Sólo puedo decir que fue un placer.

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