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La situación en la granja de Pesadilla en el paraíso está llegando al límite. Tan solo llevan tres semanas de convivencia pero para muchos se está haciendo cuesta arriba y es que las bromas y provocaciones de Kiko y Maite están haciendo mucha mella en sus compañeros. Sobre todo, el hecho de que ambos aprovechen la mesa en la que están todos sus compañeros comiendo o cenando sus platos de judías para arrebañar y terminar los platos del menú que se ganaron en su prueba de sinceridad.
En el desayuno, ambos sacaron un plato de dulces de chocolate restregando a sus compañeros que ellos podían comerlo y el resto no. «Me parece una falta de respeto…», señalaba Mar quien se iba de la mesa. En la comida, lejos de cortarse, sacaron un plato de chuletas de cerdo, para acompañar con su plato de judías, que luego ni siquiera recogieron, provocando a Tania que echó las sobras en las camas de Kiko y Maite.
Toda esta tensión ha podido también con Avilés que, en un desayuno ofrecido por la organización para instarles a enterrar el hacha de guerra, explotaba teniendo que abandonar incluso el porche donde se encontraban. «No se puede», atinaba a decir mientras le daba un ataque de ansiedad.
Al tiempo, lograba recomponerse y volvía al porche donde todos desayunaban y Borja le echaba en cara a Kiko que comiesen esos platos delante de todos estando pasando hambre. «En algún lado tendré qué comer», decía Kiko, mientras Borja le pedía que reconociera que lo hacían para provocar. «No se puede convivir con esta gente, no tienen decoro ni modales», aseguraba Avilés ante lo que Kiko empezaba a sonreír, algo que le afeaba Tania y que no hacía más que romper más a Avilés, quien reconocía a su padre en su visita que estaba siendo dura la convivencia: «Tengo la cabeza más fuera que dentro», apuntaba.
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