El final explicado del capítulo 1 de ‘The Mandalorian’ Temporada 3

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        Tras una larga ausencia, The Mandalorian ha regresado por fin con su emocionante estreno de la temporada 3, en el que Din Djarin retoma la historia donde la dejó en El libro de Boba Fett. Si te saltaste su arco argumental de dos episodios en la serie derivada, no temas: el estreno te pone al día.

        Trazando un paralelismo con el propio viaje espiritual de Din y su existencia como apóstata involuntario, el episodio comienza en Concordia con un joven miembro de la secta haciendo sus votos. En contraste con lo que The Mandalorian nos ha mostrado anteriormente de este encubrimiento, es una escena chocante. Claro que la Armera (Emily Swallow) está de nuevo en su forja, fabricando armaduras beskar para el nuevo miembro del rebaño, pero esto no son las profundidades ocultas de Nevarro o unos cuantos mandalorianos destrozados a medio camino de la galaxia. Se trata de un clan que está recuperando su número y su fuerza.

        Pero la tragedia se apodera rápidamente de los festejos, ya que una bestia despiadada emerge de las profundidades de la plácida superficie del agua y convierte a unos cuantos Mandos en comida para peces. A pesar de su gran número, El Armero y el resto de los Hijos de la Guardia son dominados y pierden ante la bestia. Afortunadamente, el regreso de Din Djarin para suplicar penitencia es perfectamente oportuno para permitirle llegar y salvar a todos. Sin embargo, ni siquiera eso es suficiente para convencer al Armero de que pase por alto el hecho de que se quitó el casco voluntariamente. Con la ayuda de los ojos de cachorrito de Grogu, el Armero accede a regañadientes a permitir que Din vuelva a la tapadera si demuestra que se bañó en las aguas bajo Mandalore, lo que se presenta como una tarea imposible. Din, sin embargo, es ciegamente optimista y cree que ésta es como cualquier otra misión en la que haya estado.

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        ‘The Madanlorian’ Temporada 3: crítica

        A pesar de que la segunda temporada empieza a inclinar la balanza hacia el reconocimiento por parte de Din de que forma parte de una secta mandaloriana extremista, en el estreno se mantiene firme en su creencia de que debe redimirse en las aguas de las minas de Mandalore. Aunque su lógica es extremadamente errónea, y más que un poco frustrante, ofrece a Din la oportunidad de aprender de primera mano que lo que busca no es más que un mito.

        A partir de ahí, el episodio cambia al estilo de «misión de la semana» por el que se ha hecho famoso The Mandalorian. Din tiene que completar una serie de misiones secundarias antes de aventurarse en la gran desconocida Mandalore. Como cualquiera que haya jugado a videojuegos sabe, siempre es importante volver a ver a los miembros de tu círculo íntimo, que es exactamente la razón por la que Din viaja a Nevarro para reunirse con Greef Karga (Carl Weathers). Desde que asumió el cargo de Alto Magistrado, ha convertido la ciudad, antaño en ruinas, en un vibrante lugar turístico, aunque la ciudad sigue plagada de algún que otro problema con forma de pirata. Con el ambiente recién mejorado, Greef intenta convencer a Din de que se establezca en Nevarro, compre una parcela de tierra y tenga una vida normal, pero Din está decidido a volver a dedicar su vida al estilo mandaloriano.

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        Din revela que vino a Nevarro para ver lo que quedaba de IG-11, con la esperanza de poder utilizar al droide en su misión en Mandalore. Desgraciadamente, después de sacrificarse en la primera temporada, no queda mucho del droide, pero aun así Din insiste en intentar repararlo él solo, con resultados desastrosos. Al final, Greef le convence para que acuda a una tienda local regentada por unos adorables anzelanos, que tampoco consiguen revivir al antiguo droide cazarrecompensas, dejando a Din sin suerte. Se trata de una búsqueda secundaria desenfadada que permite al público reírse de las tonterías infantiles de Grogu, y empaparse de lo mucho que ha crecido Din desde que era un solitario que odiaba a los droides.

        Tras un breve encontronazo con unos piratas problemáticos, Din cruza la galaxia hasta el castillo en el que Bo-Katan (Katee Sackhoff) se ha relegado a estar enfurruñada tras perder la oportunidad de recuperar el sable láser. Como era de esperar, ella tiene poco interés en hacerle la corte a Din o hablar de su obsesión por redimirse al son de los mitos cultistas a los que ciertos mandalorianos se adscriben. Está claro que estos dos personajes van a tener muchos roces en la tercera temporada, lo que supone un gran contraste con la ayuda que ella le ha prestado en sus misiones anteriores. «El apóstata» es un episodio bastante sencillo, pero un estreno excelente para que los fans de Star Wars vuelvan a la cabina del caza N-1 con Din Djarin y el mequetrefe favorito de la galaxia.

        Siguiendo los pasos de Andor, el regreso a The Mandalorian puede resultar difícil para algunos, pero hay marcadas diferencias entre las dos primeras temporadas y la tercera. Casi todos los personajes con los que se encuentra Din tienen nombre y Din por fin se comunica con Grogu de una forma más significativa. Aun así, los episodios son trágicamente cortos y dejan al público deseando unos minutos más en este mundo.

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