Olympia de Grecia y el vestido blanco efecto vientre plano

Olympia de Grecia y el vestido blanco efecto vientre plano

Vaporosos, lenceros, con aires románticos, estilo camisero, corte asimétrico, con detalles de flecos, lentejuelas o plumas… A medida que la época de sol se acerca las versiones de vestidos blancos se multiplican en los catálogos de moda, tanto de lujo como low cost. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre con su antagónico, el vestido negro o little black dress, no siempre resulta fácil encontrar la silueta que se adapte a la perfección a la figura.

Precisamente por ello vestidos blancos como el que ha llevado recientemente Olympia de Grecia no solo consiguen despertar el interés del público, sino que se convierten rápidamente en inspiración.

La joven royal ha deslumbrado en la apertura de la nueva boutique de Balmain en Londres con un romántico vestido largo en delicado blanco roto de la propia maison francesa sin mangas, atractivo cuello perkins, falda fluida y drapeado en la zona del abdomen, detalle que consigue marcar la diferencia y un efecto visual muy favorecedor.

El blanco no siempre resulta sencillo, menos todavía cuando la piel no está bronceada por el sol y no encontramos un contraste que termine por convencernos, sin embargo el tono crudo o blanco roto que ha elegido Olympia sí consigue marcar la diferencia, además la delicada caída de la pieza logra que la silueta no quede muy ajustada y al mismo tiempo genere movimiento. Por último y posiblemente el punto más relevante, el drapeado en la zona del abdomen, determinante para despistar la mirada hacia la parte superior de la pieza creando un efecto óptimo de comprensión del cuerpo. Por lo que además de funcional, consigue que el vestido sea favorecedor para todo tipo de cuerpos.

Para completar el look, Olympia de Grecia ha optado por la fórmula más clásica y efectiva que existe, el binomio blanco y negro. Tanto las sandalias de tacón como el pequeño bolso de mano que ha elegido eran en esta tonalidad. Una forma de elevar el resultado final y al mismo tiempo no quitar la atención de la pieza principal, el vestido blanco.



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