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Miguel Angel Tobías es un personaje difícil de catalogar. No porque haya presentado numerosos programas de televisión, o por ser el creador de ‘Españoles por el mundo’, sino por haber dedicado recursos propios para dirigir y producir documentales sobre causas sociales, solidarias y benéficas, así como coproducir con TVE la película ‘Me llamo Gennet’, que relata la historia de la primera sordociega congénita española en conseguir un título universitario, o ‘El Camino Interior’, una serie que estrenará TVE en breve, y que tuvo el honor de realizar una proyección especial en la Fundación Telefónica, bajo la presidencia de la Reina Letizia, junto a toda la cúpula de Salud Mental de España. Para hablar de todo ello, nos citamos en el hotel Wellington de Madrid.
Miguel Ángel llegó a la televisión en 1994 de la mano de Isabel Preysler, como colaborador de ‘Hoy en casa’, el programa que presentó la madre de Tamara Falcó, en Mediaset. «En esencia no he cambiado, aunque desde entonces he vivido muchas experiencias», nos confiesa. El presentador y director televisivo ha sacado adelante numerosos proyectos, para hacerlo reconoce que tiene «una cualidad genética, mi familia es gente muy luchadora, que nunca se rinde. Y yo he aplicado esta máxima a mi vida. Todo lo que me propongo hacer, acaba sucediendo, porque no me voy a rendir hasta que esto suceda».
Su familia es quien le pone los pies en la tierra. «Mis padres son gente maravillosa, muy seria, mis hermanas nunca me lo hubieran permitido, jamás he confundido la persona con el personaje. Ha habido mucha gente a lo largo de mi vida que me ha dicho: ‘Eres una persona tan normal’. Eso no me parece ningún mérito, lo que me parece un demérito es lo contrario», afirma.
En plena pandemia, Miguel Ángel trabajó en una residencia cuidando ancianos. Ahí estuve dos meses. No permití que nadie muriera solo, hicimos lo que humanamente había que hacer para aliviar el dolor y el sufrimiento de esas personas», cuenta. Una experienca de la que aprendió que «tenemos que ser conscientes de que hay que colaborar en vez de competir. El mayor freno para la vida de los seres humanos es el miedo, y lo que nos ha enseñado la pandemia es a reflexionar, sabiendo que la muerte camina a nuestro lado.
Tobías ha estado a punto de morir en tres ocasiones. «He estado a punto de morir ahogado y envenenado en África, en el mismo año con 13 días de diferencia. Trece años después, en los Andes, a 6.000 metros de altura. Cuando tienes estas experiencias sin estar enfermo, entiendes y comprendes la vulnerabilidad de la vida. Si fuéramos conscientes de que todo lo que tenemos se va a quedar aquí, dejarías de comprender el ansia de algunos por acumular dinero y poder», afirma. Por eso, tiene muy claro que para él «la felicidad es cuando cada mañana me levanto y veo que estoy vivo y mis seres queridos también. Yo soy todo lo feliz que se puede ser».
Sobre el amor, nos cuenta que no se considera el mejor amante del mundo, pero debe estar entre los diez primeros porque forma parte de «la primera generación de sexólogos de este país. La gran fiesta sexual es cuando cada uno de los integrantes de la pareja está preocupándose y ocupándose del placer del otro».
Renacer en los Andes
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