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Adara Molinero se ha sincerado en el puente de las emociones en Supervivientes. Una prueba que confesaba que le aterrorizaba. «Me da mucho miedo, no quiero hacerle daño a nadie», ha confesado nada más empezar rompiéndose ya antes de tocar el primer escalón del puente. Tras ello daba el primer paso hacia la palabra ‘infancia’.
Adara confesaba que para ella la infancia no había sido idílica sino que la lleva «atormentando toda la vida» por «una persona que estuvo que nunca tuvo que estar», algo que ahora está trabajando en terapia con el fin de «curar mis heridas». Aunque Laura Madrueño le preguntaba precisamente por el recuerdo más bonito, a lo que Adara señalaba que tenía muchos con su madre, su hermano, su abuela e incluso su padre.
«La soledad es algo que hasta día de hoy me había atormentado también. Me daba mucho miedo, mucho pánico», confesaba tras dar un paso más en el puente. Un miedo que le ha llevado a tener compañías y parejas que «no debería haber estado» y de las que ahora se arrepiente. «Me siento que después de salir de aquí voy a ser capaz de estar sola», confesaba.
Relacionado con el miedo a la soledad, Adara revelaba que «siempre he ido buscando amor, y me hacía muchísimo daño, y no me he dado cuenta de que me lo podía dar yo a mi misma». Aunque sí que lo ha encontrado en su vida: «tengo el amor incondicional de una parte de mi familia y con ese me gustaría quedarme», aunque la otra parte de la familia no crea que esté dispuesta a recuperar su cariño. Un recuerdo que le hacía romperse: «es una mochila muy grande que nunca he entendido y al pasar por aquí lo entiendo menos».
«Puede ser que el rencor tenga mucho peso en mi vida, no por mi parte sino por la otra pero sin motivo alguno», revelaba. «Pero no encuentro los motivos, yo como madre, no hay nada en el mundo que pueda haber o que haga mi hijo para que yo le deje de hablar… es muy fuerte hablar de él, no pensaba hablar de esto… a día de hoy me hago miles de preguntas, también tengo muchos sueños», añadía. «He intentado recuperar la relación un montón de veces y siempre acaba igual entonces he desistido».
No obstante, aprovechaba su último escalón para mandarle un mensaje a su padre: «Han sido tantas veces… cada vez que pasa, me destroza realmente, que me deja de hablar o que no me llama, me mata. Pero esta vez no espero nada», confesaba antes de hablar. «Me gustaría poner la palabra ‘unión’ porque creo que cualquier relación se puede salvar simplemente hace falta hablar, que las cosas sean recíprocas… simplemente eso».
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