El ácido hialurónico está cobrando una importancia sin precedentes. Se ha convertido en uno de los protagonistas del mundo de la belleza. Y es que, es el ingrediente cosmético principal de cremas y sérums y además se ha hecho imprescindible en el panorama de la medicina estética. De hecho, cada vez le gana más terreno al bótox, entre otros tratamientos.
¿Qué beneficios tiene el ácido hialurónico?
En concreto, lo hace en forma de rellenador, conocido como Viscoderm Hydrobooster, que, según cuenta la doctora en medicina estética Carmen Martín, es un tipo de ácido hialurónico sin reticulación, biodegradable de reabsorción cutánea progresiva, que produce una bioestimulación, retrasando el envejecimiento y revitalizando la piel. Es decir, presenta una función dual: por un lado, hidrata y reestructura el tejido; y, por otro, ejerce un efecto minimizador en las arrugas más superficiales. Se ha diseñado específicamente para corregir las pequeñas arrugas de expresión superficiales, sin que sea necesario acudir a otras sustancias extra.
¿Qué diferencias hay entre el ácido hialurónico y el botox?
A diferencia del bótox, este ácido hialurónico «suaviza las arrugas y alisa la piel sin relajar el músculo de la zona. Pero también está indicado para suavizar aquellas arruguitas más marcadas que la toxina botulínica no puede eliminar», explica la doctora Carmen Martín. Además su objetivo también es hidratar la piel y rellenar las arrugas.
Otra de las diferencias está en su aplicación. La toxina botulínica se inyecta en zonas localizadas a nivel muscular y el Viscoderm se infiltra a nivel superficial en el pliegue que forma la arruga con pinchazos localizados. En lo que sí se parecen estos dos métodos es en la duración, cerca de unos seis meses y, en este caso, se aconsejan dos sesiones al año para un buen mantenimiento.
¿Cómo se aplica el ácido hialurónico?
Lo primero que se hace, igual que antes de inyectar bótox, es, como apunta la doctora, hacer un estudio del paciente. A continuación, se procede a canalizar arruga por arruga de manera muy superficial, especialmente en las patas de gallo, el código de barras, las arrugas de expresión de la frente y de las mejillas, tan difíciles de tratar.
En un segundo paso, cuando ya se han tratado todas las arrugas, se realiza una hidratación profunda con una aguja especial que llega directamente a dermis profunda.
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