Puede que pases los minutos delante del espejo tocando tu rostro en algunos puntos y preguntándote si tu piel es seca o grasa como siempre has pensado, o realmente es mixta. No eres la única, de hecho, los expertos confirman que la piel mixta, una combinación de la piel seca en algunas áreas y grasa en otras es la más frecuente. Por lo que si toda la vida has tratado de encasillarte en el grupo de pieles secas o grasas, pero veías que algo no acababa de encajar, puede que la respuesta sea que perteneces a este tercer grupo. Pero el descarte no es una regla muy ortodoxa para determinar tu tipo de piel, hay otros factores y signos que lo determinan sin lugar a dudas.
Para empezar, hay tres características que te pueden ayudar a determinar si tienes piel mixta. En primer lugar, debes observar tu zona T -la frente, la nariz y la barbilla-. Si esta es naturalmente grasa, mientras que tus mejillas están secas, apunta un tanto a la piel mixta. Por otro lado, una señal indicativa de la piel mixta es que se produzca un gran cambio entre el verano y el invierno, durante la estación más cálida será grasa, mientras que mutará a seca en los meses de frío. En tercer lugar, es habitual para las pieles mixtas que durante la menstruación se produzcan brotes de acné, mientras que una vez esta se termina, los granos desaparecen y la dermis puede incluso descamarse.
Una vez que sabemos esto, es habitual preguntarse por qué se produce la piel grasa, ya que son las zonas que más problemas suelen dar en la piel mixta. En esta condición influyen varios factores, unos con más relevancia que otros. La genética tiene un papel muy destacado en el comportamiento de tu piel y determina incluso la cantidad de sebo que produce. Por otro lado, las hormonas también tienen una incidencia directa sobre el comportamiento de la dermis. Los expertos apuntan a la cantidad de hormonas masculinas como las causantes directas de una secreción de aceite excesiva en el rostro, es una forma que el cuerpo tiene de reaccionar a estos componentes. Sin embargo, esto no ocurre durante toda la vida, de hecho, en la mayoría de los casos, con la llegada de la menopausia, la piel tiende a producir menos grasa y muchas de las pieles consideradas hasta entonces mixtas, se vuelven secas.
Pero, no todos los factores que influyen en la condición de tu piel provienen del interior de tu cuerpo. El clima es una característica ambiental que incide directamente en el comportamiento de tu piel. Por lo general, en los climas calurosos y húmedos la dermis tiende a producir más grasa. La humedad es sobre todo la causante de que las glándulas sudoríparas produzcan más grasa, dejando ese indeseado aspecto brillante en tu piel. Por el contrario, en los climas secos, abundan las pieles secas que tienden a deshidratarse y volverse sensibles e irritables.
Cómo cuidar la piel mixta
El gran secreto del cuidado de este tipo de dermis es hallar el equilibro entre las zonas secas y las grasas. Para empezar es recomendable realizar una limpieza con un producto que contenga ácido salicílico para ayudar a reducir la acumulación de sebo y desobstruir la piel. Después, con independencia del tipo de piel, hay que hidratarla. En este punto tus aliados son los productos a base de agua no comedogénicos.
En estas pieles la exfoliación también es un punto importante, ya que puede ayudar a retirar tanto el exceso de grasa, como la descamación. Pero hay que actuar con cuidado, pues si abusamos de esta técnica, la piel tratará de compensar la sequedad del rostro produciendo más grasa. Por lo general, con exfoliar la piel dos o tres veces a la semana es suficiente. También es recomendable optar por productos con alfa hidroxiácidos (AHA) y beta hidroxiácidos (BHA), en vez de aquellos que proporcionan una exfoliación física, porque son más suaves.
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