Jennifer Lawrence o por qué los clásicos son incombustibles

Jennifer Lawrence o por qué los clásicos son incombustibles

Jennifer Lawrence está inmersa en la promoción de su último trabajo, Causeway. Su última parada ha sido el Festival de Londres, donde el sábado pudimos verla, con un elegante vestido que mezclaba la capa con un tejido cuajado de perlas. Pero esta no ha sido su única aparición en la ciudad del Támesis. Tras decirle sí a la capa, una de las tendencias más novedosas de la temporada -y la prenda de abrigo preferida de las royals-, la capital británica fue testigo de otro look mucho menos transgresor de la actriz.

Y es que seguir las tendencias es maravilloso cuando estas se adaptan a ti, pero también hay momentos en los que es posible sentirse más cómoda con opciones clásicas y atemporales, que por algo han permanecido inalterables con el paso de los años. Esto es lo que decidió la intérprete de Los juegos del hambre para su look más sobrio en la ciudad del Big Ben. Los protagonistas de este estilismo fueron un clásico moño de bailarina y un tradicional ahumado realizado con sombras grises y negras.

La actriz partió su melena rubia trazando la raya al medio. Recogió el cabello a la altura de la nuca enroscándolo sobre sí mismo, de forma que creó un moño sencillo, tradicional y perfecto para cualquier ocasión, tanto de día como de noche. Este peinado funciona especialmente cuando queremos destacar los hombros y la clavícula, o cuando queremos dar especial protagonismo a joyas como gargantillas o pendientes. En el caso de Jennifer, escogió los mismos pendientes de perlas que le veríamos más tarde. A pesar de que apostó por este recogido tan clásico, le puso un punto más actual respetando la textura natural de su pelo, algo que se puede apreciar sobre todo en los laterales del cráneo. Esta es una tendencia de cabello que ha visto en pasarela y que está prevaleciendo desde hace varias temporadas.

El otro elemento que refuerza la imagen clásica del look de Jennifer Lawrence es el maquillaje que escoge. A pesar de las atrevidas tendencias que imperan en este momento, como la sombra fucsia, vista en el front row de París, o el eyeliner inspirado en los años 2000 que ha llevado Tamara Falcó, la intérprete prefiere ceñirse al look más clásico, un ahumado en tonos negros que enmarca su mirada azul y le aporta mucha intensidad. La simpleza de la técnica de este maquillaje -se trata de difuminar- choca con la maestría y la mano experta que requiere para que realmente quede bonito y no parezca una mancha de producto sobre el ojo.

Erik Terán, maquillador de la firma Urban Decay explica que para que las sombras adquieran mayor intensidad cuando las aplicamos es importante no solo escoger un producto con buena pigmentación, sino la forma en la que lo depositamos en el párpado. Lo ideal es tomar la sombra y ejercer con el pincel una suave presión sobre la piel. Cuando estamos en este punto realizaremos un movimiento de arrastre corto. Si antes de poner la sombra aplicamos un primer de ojos, el efecto será más intenso y el maquillaje durará intacto más tiempo.



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