Jennifer Lopez es una de las artistas más queridas en todo el mundo, un respeto que se ha ganado a base de esfuerzo y trabajo, como quedó demostrado en su documental, Halftime. La estadounidense se ha labrado una polifacética carrera en la que ha conseguido algo sumamente difícil: triunfar al mismo nivel en la música y en el cine.
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Una de sus cintas más recordadas es Sucedió en Manhattan, una comedia romántica en la que daba vida a Marisa Ventura, una madre soltera que trabaja como empleada de limpieza en un lujoso hotel. Cuando se cumplen 20 años del estreno de esta película responsable de gran parte de la fama y el reconocimiento de la artista, Jennifer Lopez ha querido rendirle un homenaje a uno de sus personajes más queridos por el gran público.
La intérprete ha publicado en su cuenta de Instagram una instantánea en la que aparece con un moño pulido muy tirante y vestida de blanco, dos características que han dado lugar a que muchos fans la relaciones con el personaje al que interpretó hace dos décadas.
En la imagen también ha querido recrear el maquillaje, un look sencillo y atemporal que funcionó en 2002, pero también lo hace ahora. La artista enmarca sus ojos dando fuerza a la línea de pestañas superior, donde crea un delineado negro bastante grueso. A ras de las pestañas inferiores deposita sombra oscura en una línea que es va haciendo más ancha a medida que sale hacia el exterior. Para rematar el maquillaje cubre sus pestañas con varias capas de máscara para dar intensidad.
Entre la imagen de entonces y la actual se pueden apreciar sin embargo dos diferencias notables en el maquillaje. En primer lugar, en 2002, Jennifer Lopez lucía unas cejas mucho más finas y naturales, siguiendo las tendencias de la época. Ahora, la artista apuesta por unas más estructuradas y diseñadas en un color acorde al tono de su piel. En la boca también se aprecia otra disparidad que tiene que ver con las tendencias de maquillaje. Mientras que en 2022 Jennifer luce un tono rosado en sus labios, en 2002 prefiere un color beis que se funde con su piel, como marcaban entonces las corrientes estéticas de maquillaje.
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