Cuando nos proponemos elegir el champú más adecuado para nuestra cabello, se abren ante nosotros cientos de posibilidades. A menudo se escuchan spots televisivos que destacan un ingrediente u otro y a fuerza de escuchar nombres que antes no eran conocidos por el consumidor, se hacen populares. Sulfatos, siliconas -esto es todo lo que debes saber sobre ellos-, queratina, biotina e, incluso, ácido hialurónico.
Todos los anteriores tienen épocas en las que son más requeridos y otras que menos, pero hay ciertos ingredientes que deberías procurar que estuvieran siempre en la formulación de tu champú. Uno de los más recomendables son los antioxidantes, que neutralizan los efectos nocivos de la oxidación causada por los radicales libres en el cuerpo y/o en el cabello. Por tanto, ayudan a prevenir la formación de estrés oxidativo. Además dado que estos tienen efectos tanto en la dermis como en el cabello, sus efectos positivos se pueden ver tanto en el cuero cabelludo como en la fibra capilar.
Y lo que hacen es fortalecer los folículos pilosos, manteniéndolos sanos, algo que conduce a tener una melena vigorosa y fuerte. Estos activos actúan de la misma manera que en nuestro sistema inmunológico, es decir, los antioxiadantes ayudan a estimular los folículos pilosos y alimenta los nutrientes de cuero cabelludo, para que los folículos no se debiliten con el tiempo.
De forma más clara, se puede decir que estos son los beneficios de usar productos capilares con antioxidantes.
Por suerte, hoy en día son muchos los productos de rutina capilar que incluyen antioxidantes, por lo que es probable que ya se esté beneficiando de su uso sin ser consciente. Si no es el caso, cuando necesite un champú nuevo busque uno que contenga vitaminas A, C y E, selenio, polifenoles o niacinamida, sí ese ingrediente multitarea que también cuida tu piel.
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