A día de hoy, el feminismo se ha colado en nuestras conversaciones cotidianas, ha generado grandes debates en redes sociales, ha ocupado titulares en los medios de comunicación e incluso ha llegado hasta el Congreso de los Diputados. Sí, la sociedad (por fin) habla sobre el movimiento social que defiende la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y la necesidad de que deje de ser ero eso no quiere decir que tenga más conocimiento sobre ello. O explicado de otra manera, hay información, pero falta educación.
«La educación en términos de igualdad es una necesidad incuestionable que requiere un proceso que debe partir de aprender y no de enseñar», apunta María Bustamante, psicóloga especialista en Terapia de Familiar en Instituto Centta. Ponemos mucho énfasis en otros aspectos, pero tocamos muy vagamente la cuestión educativa, el origen de cualquier actitud o comportamiento, los cimientos de la sociedad. Pero realmente, ¿cómo podemos educar en igualdad?
Muchas actitudes y valores discriminatorios vienen heredados y están más que interiorizados
Si hay algo que podemos afirmar, y que así respaldan los expertos en psicología, es que el machismo no es innato, se aprende. «Muchas actitudes y valores discriminatorios vienen heredados y están más que interiorizados y normalizados en muchas personas», apunta Silvia Cintrano, sexóloga y psicóloga especialista en Terapia de Pareja, también del Instituto Centta, que apuesta por abordar la igualdad de sexos en la educación desde edades muy tempranas para revertir esta situación, aunque augura que no es una «tarea fácil» si es algo que puede ser determinante.
Retos a la hora de educar en igualdad desde la infancia
Es importante que las familias y las aulas soplen hacia la misma dirección, estimulando la individualidad, sin establecer roles de género. «La labor de educar es una gran oportunidad de seguir creciendo y es una tarea de gran responsabilidad, que implica el gran reto de afrontar temas no resueltos y sanar heridas que se han podido producir en la historia biográfica», señala Bustamante. En el caso del sistema educativo, es importante que, en buena medida, sean capaces de corregir o revertir actitudes aprendidas en otros entornos en los que los jóvenes se socializan y que pueden ser discriminatorios. Las lecciones que aprendan en la infancia serán los valores que mantengan cuando sean adultos.
Inculcar valores de la igualdad y el respeto desde la infancia es el pilar fundamental para lograr que la sociedad avance hacía el mismo camino.
La sexualidad: un tabú por romper para educar (bien) en igualdad
Uno de los aspectos determinantes para educar en igualdad está en la sexualidad, que a día de hoy sigue siendo tabú. «Dichas conductas [discriminatorias] pueden aparecer de diversas formas, pero en el ámbito de la sexualidad se hacen mucho más evidentes. Aquí la herencia de otras generaciones sigue siendo fuerte», apunta Cintrano. «Seguramente por el tabú que siempre ha supuesto hablar de ello. Los padres no educan igual, no responsabilizan igual, tratándose dichos temas en ocasiones más desde el miedo que desde el aprendizaje, por lo que existe un desequilibrio aún grande en este aspecto», señala.
Dichas conductas pueden aparecer de diversas formas, pero en la sexualidad se hacen más evidentes
La sexóloga aconseja hablar sobre ello con naturalidad y utilizando el lenguaje adecuado, hablar de «personas», por ejemplo, fomentar la toma de decisiones desde la «libertad y el conocimiento, y no desde la presión social o coacción de lo que una persona, un grupo o una sociedad espera de uno por contar con diferentes circunstancias»,
Al mismo tiempo aconseja señalar la existencia de los roles de género, no para fomentarlos sino para lograr que sean «conscientes de aquellas actitudes o valores que no fomentan la igualdad entre personas» . Asimismo, Cintrano apunta el uso de los recursos actuales, impartir charlas por aquellos que conocen la causa, dejares acceder a libros, charlas, largometrajes, testimonios…
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