Firme defensora de la libertad, los derechos de la mujer y la comunidad LGTBI+ y comprometida con hacer de este mundo un lugar mejor, Imane Raissali habla despacio, como si cada una de sus palabras cargara con el peso de la reflexión. Su vida no ha sido fácil: nació en Tánger pero su padre pronto emigró a Barcelona para intentar dar una vida mejor a su familia. A los ocho años, la familia se reunió en España. Imane dejaba atrás su vida y sus costumbres pero no su curiosidad, sus ganas de aprender y su deseo de mejorar siempre.
Conocida como Miss Raisa (así la llamaba su profesor de Biología en clase), esta rapera, escritora, creadora de contenido y psicóloga con más de medio millón de seguidores en Tik Tok se convirtió (sin pretenderlo) en un referente de la comunidad musulmana. En verano, decidió quitarse el velo como un acto más de libertad y las amenazas de muerte no tardaron en llegar.
Con 26 años, Miss Raisa publica Porque me da la gana, un libro en el que echa la vista atrás y cuenta cómo esa niña se ha hecho adulta y ha desafiado y superado todos y cada uno de los prejuicios que se le han presentado en el camino. Hablamos con ella sobre su vida, llena de desafíos y de fuertes convicciones.
Ha escrito un libro muy personal, ¿en qué momento y por qué decide contar su historia de esa manera?
La idea de este libro la llevaba en mi mente desde hace tiempo, desde los 17 o 18, a pesar de que aún no habían pasado muchas cosas que cuento, yo ya tenía un documento de Google Drive con la sinopsis de cada capítulo. El libro actual no tiene nada que ver pero sí me hizo mucha ilusión recuperar ese documento, mirar lo que yo quería hablar en ese momento, la experiencia de ser de aquí y de allá, la muerte de mi padre… es un libro que lleva mucho en mi mente. Me hace feliz haberlo podido llevar a cabo.
A lo largo de su vida le han puesto muchas etiquetas, ¿cómo se definiría?
Ponerme más etiquetas se me hace complicado pero lo único que sé es que soy una buena persona. Ninguna aportación ni etiqueta más, cualquier otra cosa ya forma parte de mis características como persona pero no es algo que me definiría.
En un momento dado, decide abandonar el silencio para alzar la voz y reivindicar aquello en lo que cree, ¿imaginaba que le juzgarían tan duramente?
Es cierto que imaginas que no le vas a gustar a todo el mundo, pero cuando ves que no son comentarios de ‘No me gusta lo que haces’ y van más allá traspasando los límites, como las amenazas o grabarme en el colegio de mi hija a escondidas te das cuenta de que es más peligroso de lo que jamás se me hubiera ocurrido. A día de hoy sigo buscando la manera de ubicar y digerir todo esto porque no estoy acostumbrada a vivir así, en un mundo con tanta maldad y oscuridad.
En el libro también habla de romper los prejuicios que tenías hacia sí misma, ¿su trayectoria vital ha hecho que afloraran con más facilidad?
Creo que sí. Tengo 26 años, pero a pesar de mi edad la experiencia ya me ha dado grandes lecciones de vida como ver que a menudo soy yo la que tiene prejuicios sobre mí misma y no culpar a los demás de cosas que me he creado yo en mi mente. Eso me hace ser una persona con más criterio y más capacidad de análisis de las cosas. La experiencia me ha hecho darme cuenta de que muchas veces la mirada limitante hacia mí misma la tenía yo.
¿Cree que en la sociedad actual los prejuicios aún siguen teniendo mucho peso?
Claro, es un debate y cada persona tiene su perspectiva, pero el mundo evoluciona de una manera que a veces nos sorprende. En mi caso ha sido todo complicado porque he ido viviendo la evolución de dos sociedades paralelas de las que formo parte, de la sociedad marroquí sin estar presente allí y de la española viviendo aquí. De lo que estoy segura es de que quiero construir mi pequeño camino en un mundo global y justo, en un mundo de gente buena y es difícil ser selectivo y crearte tu propia burbuja de felicidad, respetarla y mantenerla. Y no solo es difícil construir tu burbuja de paz mental sino mantenerla lejos de tanta toxicidad.
¿Cómo consigue alcanzar esa paz mental?
Ser buena persona, desear el bien a los demás, ser amable, sonreír, compartir momentos con mi hija, hacer el tonto: esos momentos me traen felicidad y paz, porque me doy cuenta que solo puedo controlar lo que tengo dentro de mí. Quitarme esa responsabilidad de controlar lo que pasa fuera de mí me hace sentir más tranquila, calmada y en paz con el mundo. No sé lo que ocurrirá pero confío en que podré controlarlo, ese es un aprendizaje muy importante.
La importancia de la educación es uno de los temas que está presente en su libro. ¿Cómo se ha planteado la educación de tu hija?
Deseo una educación en valores, que le hagan nutrirse y aprender lo que es la calidad humana, la amabilidad, ponerse en la piel de los demás… he visto mucha falta de empatía en los últimos tiempos y para mí es complicado entender que la gente no sea empática. Al final los niños reproducen lo que ven en casa. Yo soy la tía de las chapas emocionales, y mi hija también. Me hace gracia cuando está jugando con mi sobrina y mi sobrina hace algo y mi hija le empieza a decir, ‘No te preocupes, tranquila, yo voy a estar contigo’, con cuatro años. Escuchaba hace meses a Rayden en una conferencia sobre salud mental sobre por qué educar en la cultura del fracaso, y eso me encanta. A menudo nos educan para ser exitosos y ganar siempre y también cabe la posibilidad de no conseguir lo que queremos. Con la experiencia ya has ganado, y quiero mostrarle eso a mi hija, que no vamos a controlar lo que nos ocurre pero si nuestra actitud ante ello y la reacción que vamos a tener.
¿Ha sentido la presión de que se le considere representante de una comunidad? ¿De que sus pensamientos se asuman como colectivos?
Sí, básicamente es uno de los motivos por los que decidí quitarme el velo, por responsabilidades que yo jamás había elegido y se me habían impuesto. Todos pensaban que lo que yo hacía y decía era lo que tenía que pensar toda la comunidad y yo siempre he huido de eso. Me decían que era una representante de la comunidad musulmana y no, que lo sea una persona no significa que lo tenga que ser para todos. Eso me ha hecho intentar gestionar una serie de exigencias inalcanzables, y expectativas sobre mi persona que me han hecho daño. Yo solo me represento a mí misma, y mucha gente había arrojado en mí esa responsabilidad y ha salido fatal. Ellos se han llevado una decepción porque no soy lo que ellos esperaban que era, soy lo que yo quiero ser, y a mí me ha hecho daño porque he recibido comentarios destructivos echándome en cara que me consideraba representante y no fue así, fueron ellos los que me colocaron en esa posición. Ha sido muy dañino. Yo solo quería hacer música, compartir mi opinión personal. Llevar velo me ha acarreado exigencias, etiquetas y roles y me he cansado, es una cuestión de protegerme y mantener mi salud mental. Necesito desvincularme de esas etiquetas, el problema es que antes era la chica del velo y ahora soy la chica que se ha quitado el velo.
Ha recibido amenazas de muerte. ¿Cómo se afronta una situación así?
Me doy cuenta de que existen este vídeo y estas amenazas porque me las pasan. Las hizo públicas el propio autor, me etiquetó y yo flipé. Varias personas me mandaron un video de YouTube de 7 minutos en el que hablaba de decapitarme. Estuve en shock unos segundos pensando que era broma, no puede ser que por defender la libertad sexual del colectivo LGTBI+ haya personas que me amenacen de muerte. Después sufrí un ataque de ansiedad y me empezaron a llegar mensajes de gente que lo había visto y me decían que denunciara. Yo nunca había denunciado, no sabía si era motivo, pero decidí hacerlo. Me llamó un inspector de policía para decirme que querían reunirse conmigo porque el tema era serio y me ofrecieron protección policial y escolta. Hoy sigo sin creerme que haya personas que no entiendan de límites y que cualquier cosa sea justificable. Dios me da el derecho de ejecutarte porque tú eres una persona peligrosa para la sociedad, decía.
Las redes sociales le han servido para expandir su mensaje pero también le han valido muchos insultos y críticas, ¿ha pensado en dejarlas?
Sí, lo he pensado varias veces para mantener mi salud mental. He pasado días muy malos donde me autosaboteaba constantemente, pensaba ‘A lo mejor tienen razón y tú no das la talla’. Me di cuenta de que me hacía daño a mí misma, y cuando pienso con la mente fría no puede dejarles ganar, que lo oscuro gane a la luz. Siempre he sido muy sonriente y he notado un cambio en mi actitud, hablo más seria, como si le hubieran quitado la inocencia a aquella Raisa que empezó a hacer vídeos para conectar mundos y conectar personas. Sí que me lo he planteado, pero llego a la conclusión de que si me voy de las redes sociales les estoy cediendo una victoria que no es suya.
Es psicóloga, cantante, artista, escritora… ¿todas su vocaciones han nacido de la necesidad de entenderse y entender a los demás?
Sí, es buen resumen. Me encanta comunicar a través de diferentes disciplinas, la poesía, las conferencias… buscan ese punto de unión entre las personas. Y la psicología me hace aprender mucho de mí misma y de lo que me rodea. Empecé a estudiar psicología para entender la conducta humana, por qué ante la misma situación actuamos de manera diferente. Darle respuesta a las cosas te hace verlo con perspectiva.
¿Qué suponen para usted premios como el de TikTok a la diversidad o el Premis Continuarà de RTVE?
Es un reconocimiento muy bonito. Mi mente piensa que es triste que exista un premio para la diversidad, la inclusión, que te premien por respetar a los demás significa que sigue existiendo mucha discriminación y exclusión, pero cuando me hacen este reconocimiento me siento satisfecha. Siento que voy por el buen camino y la gente ve ese trabajo. Y el premio Continuarà tampoco era esperado, es un premio de Cultura que reconoce que soy una persona que aporta cultura y eso es un regalo enorme para mi corta trayectoria.
¿Qué le pide a la vida?
Tranquilidad. De lo demás me encargo yo. Solo quiero estar tranquila, suena a señora pero soy una viejoven, qué le voy a hacer. Me encanta trabajar y esforzarme, me encanta la meritocracia y facilitar la vida a las personas que quiero con los recursos que tengo, y regalarles momentos bonitos.
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