La actriz Cristina Medina habla sobre el cáncer de mama

La actriz Cristina Medina habla sobre el cáncer de mama

Hace apenas doce meses que la vida de la popular actriz Cristina Medina, conocida por su papel en La que se avecina, daba un giro de 180º tras ser diagnosticada con cáncer de mama. Su voz suena vivaz, rápida, al otro lado del teléfono, pero su testimonio no esconde el miedo que sintió y no dulcifica la injusticia que a ella la hizo saltar en las redes sociales: hay mucha gente que no tiene acceso a costosos tratamientos para paliar las consecuencias de la enfermedad, desde una crema a una terapia alternativa.

Ella asegura que cuando sufres un cáncer te despides de quien eras para construir una nueva persona. Y en eso está, mientras comparte sin pudor su enfermedad porque sabe que, para muchas enfermas, reconocerse en ella y ver que pasan por los mismos dolores y sentimientos, les ayuda.

¿Qué se le pasó por la cabeza cuando recibió el diagnóstico?

Te quedas en shock, lo primero es cuánto oxígeno nos queda. El cáncer es una palabra que está muy vinculada a la muerte aunque no quieras. Para mí fue más duro cuando me enteré del tratamiento, hay muchos tipos de cáncer y te puede tocar uno facilito, de los que te ahorras el veneno, y los hay que envenenan mucho. Tenía esperanza de que solo fuera un poquito de radio, pero el palo fue cuando me dijeron que me tocaba todo el paquete. Hubo un momento en que el oncólogo iba hablando y yo no oía nada.

¿Qué le hubiera gustado saber en aquel momento con la distancia que da el paso del tiempo?

Hay tanto desconocimiento y no te enteras de la verdad hasta que no va pasando el tiempo… Hay mucha gente que dice que prefiere no saber nada e ir enterándose según va pasando. Yo echo en falta que el oncólogo vaya de la mano de un psicólogo y que nos informen de cómo funciona esta enfermedad, a mí la información me tranquiliza. También me hubiera gustado que fueran más abiertos en cuanto a otros tratamientos que ellos llaman placebo, yo los he estado haciendo en contra de mi oncólogo y menos mal, a mí me hizo dormir el acupuntor y no el Orfidal. Soy un poco conejillo de Indias con gente que está investigando pero a mí me está funcionando. Cuando tomas la decisión de hacer otras terapias da miedo, porque te estás jugando la vida. Solo te dicen que están en contra, y que no lo cubra la Seguridad Social no significa que no exista. Ahí está Elizabeth Arrojo, que es una oncóloga premiada por la Unión Europea que hace tratamientos con vitamina C intravenosa y reduce cánceres, y no es una cosa de secta.

Hace justo un año que el cáncer se coló en su vida, ¿cómo se encuentra ahora?

Ahora bastante bien, me he ido haciendo muchas terapias alternativas y estoy casi sin dolor, durmiendo bastante bien, tengo el ánimo más regulado.

Tenía esperanza de que solo necesitara un poco de radio, pero me tocó todo el paquete

Durante estos doce meses, ¿qué sentimientos han ido definiendo su estado de ánimo?

De todo, me hace falta un Wetransfer para contarte todo lo que he ido sintiendo. Miedo, tristeza, dolor, fuerza, el dolor es de lo peor, y el ‘vete acostumbrando’. Pero cómo que vete acostumbrando, ‘primo’ no me dejes así. ¿Hay que vivir así? Y es verdad que hay un adiós a la persona que fuiste, nadie vuelve a ser el mismo, no tiene por qué ser algo trágico. Pero despedirse de esa persona que eras a mí sí me supuso un duelo. Yo miraba fotos mías del pasado y no me reconocía. Y no solo por lo físico.

¿Diría que ha salido de ese duelo o está en él?

Yo creo que estoy ahora en la reconstrucción, vas a la calle, empiezas a trabajar, y esperan que seas la misma persona que antes. Esto es como volver a establecerte y relacionarte con la gente desde esta nueva tú que todavía no está afianzada. Yo antes tenía una seguridad en mí misma que ya irá viniendo, y si no, que venga lo que tenga que venir, mientras me encuentre bien, lo demás me da igual. Levantarte por la mañana y haber podido dormir ya es la felicidad suprema.

¿Tuvo claro desde el primer momento que quería hablar de su enfermedad en redes sociales?

No tenía nada claro, no había pensado en eso. Lo hice cuando vi la injusticia de que yo podía parar de trabajar y gastarme dinero en medicina, pero las personas que no pueden ¿qué? Yo siempre he hecho ejercicio y me decían que no hiciera, pero no, hay que hacerlo. Hay un montón de deficiencias, y yo salté en redes por el cabreo que llevaba, por la poca ayuda que existe. Luego he seguido compartiendo mi experiencia porque la gente me escribía diciéndome que les ayudaba lo que yo compartía. Reconforta saber que no eres la única, que eso que te pasa es normal. Y en el cáncer de mama hormonal las emociones van por donde les da la gana.

Ni valiente ni campeona, vaya marrón y vaya putada

¿Cree que el cáncer de mama se sigue viendo como un estigma?

Lo que me hace gracia es cuando te dicen que es de mama, mucha gente te dice ‘ah bueno, pero eso está supercontrolado’. La gente se cree que es un resfriado y yo en mi proceso he enterrado a tres amigas. Se desconoce mucho sobre el cáncer, la gente le tiene respeto porque es una enfermedad a vida o muerte. Hay una palabra fundamental que es compasión, necesitamos compasión, y no es que te ponga a ti en superioridad frente a alguien porque estés siendo compasivo, no, la compasión es necesaria. Todo el mundo te dice sé fuerte, sé valiente, y nadie te dice ‘lo siento, qué putada’. Nos da cosa, pero es verdad. Ni valiente ni campeona, vaya marrón y vaya putada. Pero tiene tanta carga emocional que nadie se atreve a decirlo.

¿En algún momento pensó que podría afectar a su trabajo?

Siempre he producido mis espectáculos, ya estoy retomando la gira de teatro… pero mi caso no es el del resto de la gente. Seguro que se plantearán ‘y si ahora no me contratan, si me voy de gira y me voy a morir a la mitad…’. Supongo que puede pasar, pero si alguien no la contrata por eso… mañana te puede pillar un camión y a ver qué pasa. Mi duda era subir al escenario y ver si mi cuerpo me dejaba, y sí que me ha dejado y estoy bien.

La incertidumbre es el gran fantasma y hay que hacerse amigo de él

¿Qué ha sido lo más duro de esta enfermedad?

Claramente la incertidumbre. Somos un por ciento, te ha tocado el por ciento de tener la enfermedad, y está el otro por ciento, y serás del que sobrevive o del que se va al jardín. Cuando estuve con el oncólogo me dijo que tenía un 95% de posibilidades de sobrevivir, y le dije ‘pero el 5% de morir lo tiene todo el mundo, y de tener otro cáncer’, y me dice ‘sí, pero tú ya lo has tenido’. Es el fantasma, pero hay que hacerse amiga de él y no estar teniendo la muerte todo el rato presente. Acaba formando parte de nuestra vida de manera natural.

En los días más difíciles, ¿qué le ayudó a hacerlos más llevaderos?

Hay muchas categorías de días difíciles, pero cuando he tenido el bajón más salvaje de todos, mis hijos, claramente. Por esta gente, se hace lo que haga falta.




Fuente: Leer Artículo Completo