Al contrario del refrán, en Sevilla nadie pierde su silla porque están todos allí. O casi todos: a excepción de los líderes de Unidas Podemos y VOX, los de PP, PSOE y Más País han elegido la capital andaluza para arrancar la campaña del 10N. Y el de Ciudadanos, Albert Rivera, no andará lejos, pues dará el pistoletazo de salida en Cádiz.
Dos son las razones fundamentales por las que Andalucía se ha convertido en el escenario protagonista de esta microcampaña. La primera viene del lado numérico: Andalucía reparte 61 diputados de los 350 escaños que tiene el Congreso y su barrera electoral –la proporción mínima de votos que necesita una lista para conseguir representantes en la cámara– es del 3%, bastante baja. De ese modo, cada voto cuenta a la hora de asignar los últimos diputados en las circunscripciones electorales andaluzas, donde Sevilla, Cádiz, Granada y Málaga son las cuatro provincias con más escaños. Son los territorios donde la formación de Íñigo Errejón ha decidido conformar listas, colocando en los puestos de salida a podemitas hastiados del discurso de Pablo Iglesias.
“En Andalucía se juega el partido”, explica a Vanity Fair Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación de Comunicación Política y experta en campañas electorales. Es la misma tesis que subraya el politólogo Pedro Marfil, profesor de Comunicación Política en la Universidad Camilo José Cela: “En una campaña de siete días, hay que optimizar el rendimiento y Andalucía es estratégica”.
Cataluña, impredecible
Para los socialistas, Andalucía ha representado un granerode votos durante los últimos 40 años. Antes, el segundo era Cataluña. Pero hoy, “Ciudadanos, Unidas Podemos y Más País tienen las opciones muy mermadas allí y la crisis catalana beneficiará sobre todo a PP y VOX, por un lado, y a los independentistas por otro”, opina Fumanal, que cree que la crisis catalana desgastará al Gobierno. Al PSOE, además, la baja por razones médicas de su número uno en Cataluña, Meritxell Batet, puede trastocar aún más el ya de por sí impredecible resultado en Cataluña.
Otra de las razones por las que Andalucía es clave tiene que ver con que la ve como "el laboratorio de las tres derechas" –pacto de PP y Ciudadanos con apoyo de VOX– y es la única comunidad donde el partido de Santiago Abascal ha conseguido representación parlamentaria y hasta grupo propio con 12 diputados. La diferencia entre el 10N y las anteriores generales, es que entonces solo habían pasado tres meses desde que el popular Juan Manuel Moreno Bonilla tomara posesión como Presidente de la Junta de Andalucía y de lo único que podían presumir PP y Ciudadanos era de haber echado al PSOE. Hoy, 11 meses después, han aprobado dos presupuestos y hay materialpara analizar su trabajo y su incidencia en el debate nacional. De hecho, cualquier iniciativa de VOX tiene altavoz ahora altavoz y supone que sus socios deban revisar sus posiciones en temas delicados.
Es el caso de las polémicas sobre la violencia machista –que en Andalucía ha cambiado al término“violencia intrafamiliar–; memoria histórica – negada por VOX y en la práctica, ignorada por PP y Ciudadanos–; inmigración irregular o políticas contra el colectivo LGTBI. Pero todo eso, de hecho, ha sido una muleta para Pedro Sánchez en los últimos meses.
El papel de Susana Díaz
Simplificando mucho, la estrategia del presidente en funciones para combatir la abstención es esta: “Veis lo que ocurre en Andalucía, pues no dejéis que eso pase en España. Vota PSOE”. Una muleta que agarra por el otro lado, le pese o no, Susana Díaz. En El cambio andaluz. Cómo perdió el poder el PSOE de Susana Díaz (Almuzara), Juan Manuel Marqués Perales, cronista político de los periódicos de Grupo Joly. En él, analiza, entre otras cosas, las circunstancias que llevaron a la derrota socialista en Andalucía: “Susana sabe que la única opción de que ella sobreviva como candidata a la Junta de Andalucía es que Pedro no sea presidente, por eso ella en esta campaña está haciendo una estrategia personal, no de partido”.
De hecho, la abstención –que en parte motivó la derrota de Díaz– es un actor más en esta campaña. Y hay que tener en cuenta que cuando Sánchez convocó elecciones, no estaban sobre la mesa tres factores que ahora, en palabras de Marfil, son importantes: Más País podría movilizar ese voto que se queda en casa; la sentencia del procés “ha intensificado el clima sociopolítico y ha motivado que mucha gente valore que su voto cuenta y que no votar puede tener consecuencias” y por último, la simbólica salida de Franco del Valle de los Caídos, puede seguir dando rédito a los que la aplauden y a los que la critican.
Ciudadanos y Unidas Podemos
Ciudadanos arranca en Cádiz, precisamente, porque es donde obtuvo muy buenos resultados en las últimas generales pero ahora, cuenta Marqués Perales, “debe taponar la crisis interna” que tiene en la provincia. Y Errejón, por su parte, se ve con opciones de sacar representación en Sevilla, con una cabeza de lista como la catedrática de Derecho Constitucional Esperanza Gómez.
La ausencia de VOX y Unidas Podemos en Andalucía responde a circunstancias distintas. Por una parte, la formaciónde Abascal “va por su cuenta y su hoja de ruta no se parece a la de nadie. Han estado en Granada y Málaga, donde es previsible que revaliden los resultados de las generales de abril”, opina Marqués Perales. Sin embargo, la nula presencia de Iglesias en el Sur –apenas un acto en la precampaña en Jerez, a diferencia de Alberto Garzón que sí hará campaña en Andalucía- se lee como lo que es: “Iglesias siente que Andalucía es territorio comanche”. El periodista dice esto acordándose de que Teresa Rodríguez, representante de la facción anticapitalista de la formación morada, se ha presentado bajo la marca Adelante Andalucía y no como Unidas Podemos.
¿Y por qué en las campañas electorales es más importante cómo se empieza que como se acaba? “El arranque de una campaña es el momento álgido, al final ya llegas desfondado. Los mensajes que se incluyan en el arranque son estratégicos y de lo que se hable en el primer mitin es de lo que comen todas esas primeras entrevistas que se hacen en todas las radios, televisiones y medios el día siguiente”, argumenta Fumanal. El acto de cierre es puramente simbólico, apenas ocupa 20 segundos en los informativos porque a partir de la medianoche ya todo son las clásicas imágenes de los candidatos haciendo esa vida normal que dicen hacer pero que nunca hacen.
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