Han pasado cinco años desde que Renée Zellweger despertó todo tipo de comentarios tras aparecer en la alfombra roja con un rostro que parecía distinto al que nos tenía acostumbrados. Durante estos años, la actriz ha guardado silencio, un silencio que ha decidido romper en una entrevista con Jess Cagle. Zellweger ha recordado lo doloroso que fue para ella ir sentada en el metro junto a dos mujeres y un hombre que estaban hablando de Hollywood y de «lo tontas que son las actrices, especialmente esa Renée Zellweger. ¿Cómo pudo hacer eso? ¿Por qué se operaría la cara como si no fuéramos a enterarnos? Ella ya no se parece a sí misma, y no puedes hacer eso porque, donde vayas, esperamos que te parezcas a ti», hablaban entre ellas.
Renée pensó que aquella conversación era interesante pero había llegado a su parada y era el momento de bajarse. Fue entonces cuando el hombre se fijó en ella y exclamó: «¡Oh dios! ¡No eres tú! ¡Eres tú! ¡Dios mío, pero te pareces a ti misma!». Renée le contestó: «Sí, es divertido cómo funciona eso, ¿no?». Zellweger se sintió herida pero prefiero mantener la calma y no dar rienda suelta al descontento y la rabia.
Fueron meses en los que se convirtió en objetivo de la prensa, y en los que los cirujanos y comentaristas jugaban a aventurar qué se había operado, cómo lo había hecho… Zellweger también ha hablado estos días con la revista New York Magazine sobre por qué decidió tomarse un descanso tras aquellos meses en los que la atención mediática era máxima: «No era saludable. No estaba cuidando de mí. Era la última cosa en mi lista de prioridades. Había pasado casi toda mi vida como una persona pública y solo una pequeña parte de mi tiempo en mi vida real. Necesitaba no tener algo que hacer todo el tiempo, no saber qué haría dentro de dos años».
La actriz regresa ahora a Hollywood interpretando los últimos años de vida de Judy Garland, un papel que según auguran los críticos le permitirá optar de nuevo a las deseadas estatuillas de Hollywood.
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