Tres elecciones para Felipe VI, una presidencia para Sánchez y una fuga para Puigdemont: así han cambiado los protagonistas del asunto catalán

Tres elecciones para Felipe VI, una presidencia para Sánchez y una fuga para Puigdemont: así han cambiado los protagonistas del asunto catalán

Pedro Sánchez ha llamado a los líderes de los principales partidos, Albert Rivera, Pablo Casado y Pablo Iglesias para hablar de la situación en Cataluña después de que anoche se volvieran a producir altercados en las principales ciudades catalanas tras conocerse la condena por el juicio al procés. Hace cuatros años, Mariano Rajoy hizo lo mismo: a finales de octubre de 2015 reunió en Moncloa a Sánchez, Rivera e Iglesias para abordar qué hacer después de que Junts pel Sí y la CUP pactaran iniciar el proceso hacia una Cataluña independiente ignorando las directrices del Tribunal Constitucional.

La situación ha sufrido muchos cambios desde entonces –incluido un referéndum ilegal en 2017–, aunque a la tensión que se vive en Cataluña, hoy hay que sumar la propia de una precampaña electoral atípica: las del 10 de noviembre son las cuartas generales que se celebran en cuatro años. Lo que también ha variado son la posición y las responsabilidades de los protagonistas políticos relacionados de una manera o de otra con el ‘procés”.

Felipe VI, de rey novato a experto en investiduras

Llevaba poco más de un año en el trono y no se había enfrentado todavía a unas elecciones generales como monarca. Las primera llegaron el 20 de diciembre de ese mismo año, pero los momentos más delicados para el Borbón estaban por llegar:su presencia en el funeral por las víctimas del atentado de la Ramblas, donde fue abucheado, y el 3 de octubre, cuando tras la celebración del referéndum catalán y las cargas policiales, hizo una intervención pública que le valió tantos apoyos como críticas. Como informó David Jiménez en Vanity Fair, el rey pensó que el independentismo había cruzado todas las líneas, pero en determinados sectores de Cataluña su intervención no sentó bien. Mejor fue en otros puntos de España: “Desde aquel día hay un reconocimiento especial”, explicaba una fuente al periodista sobre la imagen de Felipe VI tras aquel mensaje televisado. Luego llegaron dos elecciones generales más y dos procesos de investidura fallidas con Pedro Sánchez. El 10N le esperan otras.

Pedro Sánchez, de líder de la oposición a presidente en funciones

En 2015, Sánchez acudió a la llamada de Rajoy en calidad de líder de la oposición. Al socialista, sin embargo, le quedaba por pasar una crisis interna de las que hacen época con dimisión como Secretario General del PSOE y renuncia de su acta de diputado incluidas. Luego, se subió a un coche y recorrió España para hacer campaña y un año y medio después desbancaba a Susana Díaz en las primarias de su formación. Hoy es presidente del Gobierno en funciones y las encuestas dicen que su partido ganará el 10N. Con Cataluña, Ciudadanos y PP le han acusado de ser blando. Podemos, de lo contrario. La precampaña le ha hecho adoptar un tono más duro, algo a lo que han contribuido los últimos acontecimientos que tuvieron lugar anoche y antes de anoche, sobre todo en Barcelona.

Carles Puigdemont, diputado, ‘president’ y fugado

El político para quien el juez Pablo Llarena ha pedido una nueva euroorden para que Bélgica lo entregue a la justicia española aún no había huido cuando Rajoy tomó la decisión de consultar con el resto de líderes políticos qué hacer con Cataluña. De hecho, ese mes de octubre de 2015, Puigdemont solo era diputado. Se había presentado por primera vez a los comicios catalanes un mes antes y como número 3 en las listas del Junts pel Sí por Girona, pero el veto de la CUP a Artur Mas lo convirtió en president de la Generalitat a principios de 2016. Como tal organizó el referéndum del 1 de octubre de 2017. Ni un mes después, y tras aplicar el Gobierno e Rajoy el artículo 155, fue cesado y se fugó a Bruselas escondido en la parte de atrás de un coche. Allí sigue y desde allí también se presentó a las últimas europeas, pero ni ha podido tomar su acta de diputado ni tiene la inmunidad de la que disfrutan los cargos electos. Para muchos de los suyos es un presidente en el exilio, para otros un símbolo y para la justicia española, un problema que espera que la última euroorden emitida acabde de resolver.

Quim Torra, de Ómnium Cultural a ‘president’

Ese 2015 en el que Rajoy llamaba a los líderes políticos para ver qué hace con Cataluña, Quim Torra acababa de asumir el cargo de presidente de Òmnium Cultural. "El fascismo de los españoles que viven en Cataluña es patético, repulsivo y burdo”, decía entonces vía Twitter tras ocupar el puesto de la fallecida Muriel Casals en un puesto y una entidad que se dicen al margen de intereses políticos. Pero Torra dio el salto a la presidencia de la Generalitat en mayo de 2018, después de que el Gobierno español destituyera al Puigdemont por aplicación del artículo 155, por el que el gobierno catalán quedaba intervenido.

Artur Mas, de ‘president’ a un retiro casi limpio

Que la CUP lo vetara para presidir Cataluña libró al que fuera delfín de Jordi Pujol de todos los problemas judiciales y políticos que han tenido sus compañeros de partido o de causa. Sus problemas legales han sido menores que los de los condenados por la sentencia del procés: el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña lo condenó a dos años de inhabilitación especial para empleo o cargo público y una multa de 36.500 euros como autor penalmente responsable de un delito de desobediencia por la conocida como "consulta del 9N". También le impuso una fianza de 5,2 millones de euros que llevó al expresidenta pedir una colecta ciudadana que le ayudara a cubrir los 2,8 millones que le faltaban. También fue imputado por la organización del referéndum del 1 de octubre de 2017, pero el mismo juez que ahora ha cursado la euroorden contra Puigdemont, Llarena, lo desimputó.

Pablo Casado, de portavoz de Rajoy a líder del PP

Aquel año, era la cara del PP ante los medios y se encargaba de la campaña electoral de las municipales para su partido. Cuatro años después le ha ganado unas primarias a Soraya Sáenz de Santamaría pero ha perdido unas elecciones generales con el peor resultado obtenido nunca por los azules. Su postura ante el tema catalán en los últimos meses es clara: que se active laLey de Seguridad Nacional, norma que se aprobó en ese mismo 2015 con el apoyo de PP, PSOE y UPyD, partido que en este tiempo ha quedado borrado del tablero político.

Santiago Abascal, azote y parte

El asunto catalán es una de las bazas que juega Vox en su programa electoral, en el que defiende de manera acérrima la unidad de España. Pero además, con ayuda de uno de sus miembros y también letrado, Javier Ortega Smith, Vox se presentó como acusación particular en el juicio del procés. Sus primeras elecciones fueron las de abril pasado, y obtuvieron 24 escaños. Ahora los sondeos dicen que ese número puede aumentar considerablemente mientras ellos tachan la sentencia del procés de "vergüenza" y afirman que la recurrirán.

Albert Rivera, de Cataluña a la política nacional

El cabeza de lista de Ciudadanos solo hacía cuatro meses que había abandonado Cataluña para convertirse en el candidato nacional de su partido. Fue un buen año para el catalán, de quien se publicaban libros –Deconstruyendo a Rivera de John Müller– y aparecía en programas como el de Jesús Calleja.  Hoy vive un momento menos agradable, al menos en lo político, pues las encuestas le dan una bajada de votos considerable –21 escaños frente a los 51 que obtuvo en los comicios de abril– a una formación que se estrenó en las generales con 40 diputados. Desde entonces, sus regresos a Cataluña han sido muy tensos: la salidas con compañeros de partido para retirar lazos amarillos de espacios públicos en distintas ciudades lo han presentado ante parte de la opinión pública catalana como uno de los políticos más duros con las aspiraciones de los independentistas.

Inés Arrimadas, de estrella a secundaria en Madrid

Aquel 2015 fue el año en que la jerezana se convirtió en la líder de Ciudadanos en Cataluña. Con la marcha de Rivera a Madrid, ella tómo el mando que la acabó llevando a ganar las elecciones autonómicas de diciembre de 2017. No pudo gobernar, pero se convirtió en una de las políticas más destacadas de la legislatura, un protagonismo que se apagó cuando a inicios de 2019 se mudó a Madrid para ser la número 2 de Rivera. En la capital también ha hecho gala de su espíritu polémico, lo demostró al presentarse en la manifestación del Orgullo en la que ella y unas compañeras de partido fueron increpadas. Ciudadanos acusó al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska de haber calentado el ambiente al critica a los narajanas por “pactar de una forma descarada y obscena con quien trata de limitar derechos LGTBI”.

Marlaska, de juez a ministro

“No hay que alarmar a nadie, a día de hoy la seguridad está garantizada”. La actitud del actual Ministro del Interior en funciones contrasta con la de Casado, Rivera e incluso con la llamada de urgencia de Sánchez al resto de líderes para hablar de Cataluña. En 2015, Fernando Grande Marlaska era vocal del Consejo General del Poder Judicial, pero antes, y como juez de la Audiencia Nacional, fue elencargado de absolver a los 19 “indignados”, un grupo de jóvenes vinculado con el 15M que habían rodeado el Parlament y ocasionado un problema de seguridad. Ahora es el encargado de velar por la seguridad nacional, también la de Cataluña, pero estos días de altercados es el representante del Gobierno que aparece en los medios con un tono más relajado.

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