Uno de los desfiles más esperados de la Semana de la Moda de Nueva York es, sin duda, el de Ralph Lauren. La firma estadounidense nos tiene acostumbrados a un mundo preppy que evoca y reinventa en diferentes escenarios. Si en el último desfile fue un café parisino, esta vez ha sido el sofisticado Ralph’s Club.
Celebrado el pasado sábado en un local de Wall Street de decoración Art Decó, el desfile fue un derroche de glamour. A ritmo de Frank Sinatra, las maniquíes mostraban una colección de etiqueta en la que destacaba el esmoquin convertido en una prenda ultrafemenina con el negro como color principal y notas de color en tonos vibrantes de rojo, amarillo canario y azul klein.
Top Models como Gigi y Bella Hadid, Taylor Hill, Joan Smalls y la española Blanca Padilla conquistaron la pasarela con impresionantes vestidos y trajes de etiqueta inspirados en la moda de los años veinte y treinta del moderno Manhattan.
"Siempre he amado cómo se ve una mujer en un esmoquin, desde mi primera colección femenina hasta ahora. Mi colección Otoño 2019 celebra ese estilo atemporal, más relevante que nunca, para la mujer moderna que es independiente y glamurosamente contemporánea", ha declarado el diseñador.
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En un desfile see now, buy now por el que las clientas no han de esperar ni un solo día para adquirir las prendas, Ralph sorprende con lujosos trajes y vestidos de noche que mezclan el concepto de vestuario masculino y femenino, clásico y moderno y numerosas texturas: terciopelo, satén, lentejuelas y organza.
En esta concepción cinematográfica que el diseñador tiene de la moda, nos presenta una mujer poderosa, libre y sin miedo a destacar, al estilo "chica Bond". Lauren vuelve a los orígenes. A los inicios de su carrera cuando –hace 50 años– adaptó trajes de hombre al cuerpo de Diane Keaton, quien lució algunas de sus primeras piezas en la gran pantalla en Annie Hall de Woody Allen.
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Entre los invitados se encontraban caras conocidas como una elegantísima Cate Blanchett, Poppi Delevingne y Kathryn Newton que admiraban cada creación seguramente imaginándose a sí mismas con algunas de las prendas en las próximas alfombras rojas.
A modo de gran colofón, uno de los momentos estelares del show ocurrió una vez mostrados todos los looks, con la impecable actuación de la cantante Janelle Monáe que puso al público en pie y convirtió el desfile en un cabaret con su tema Come Alive en un espectacular conjunto formado por un top de solapa de camisa ajustada al cuello con la espalda al aire, puños de camisa a modo de pulseras y una voluminosa falda negra con fajín.
Monáe, totalmente metida en su papel de show girl, se descalzó, subió a las mesas e interpretó sus temas con una única intención: "Quiero actuar como si fuera la última vez".
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