Adara Molinero se rompe de emoción al ver a su madre, Elena, en Supervivientes

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    Adara Molinero ha recibido al fin lo que más ha suplicado en Supervivientes. Después de tres meses de convivencia en el concurso y tras la visita de los familiares de Jaime Nava y Artùr Dainese, la ‘reina de los realities’ estallaba hace tan solo unos días, en la misma noche en la que tenía noticias de su hijo Martín, estallaba en lágrimas y gritos con la organización.«Que llevo tres meses sin mi visita. Que esto es inhumano. Ni siquiera puedo ver a mi hijo, veo un vídeo, que he pedido una llamada miles de veces y no me han dejado, solo un vídeo», criticaba. Ahora al fin sus exigencias han sido escuchadas y Elena Rodríguez ha visitado la isla de Honduras, aunque la visita se ha hecho de rogar.

    Después de acudir a la playa, Adara leía un pergamino en el que su madre se disculpaba por no poder ir a verla, y la organización la llevaba a la barca de nuevo, mientras que Elena, después de haber opinado sobre Artur, se presentaba a sus compañeros, dándole ánimos a Raquel Arias, la única que aún no ha recibido visita.

    Después de ello, Adara finalmente veía a su madre, pero encerrada en una caja de plástico como si fuera un muñeco de acción y es que se iba a convertir en «la Lara Croft del concurso». Un momento muy emotivo en el que Adara se rompía por completo: «¡Necesito abrazarte! ¡Quiero tenerte entre mis brazos! ¡Sueño contigo todas las noches, quiero abrazarte y tocarte el pelo!», le decía entre lágrimas la joven a quien le costaba recomponerse después de verla pero lo hacía para poder enfrentarse a la prueba que la dejaría abrazar finalmente a su madre.

    Para abrirlo, Adara tenía que probar, con los ojos cerrados, un aperitivo de comida que los concursantes elegían para que ella lo adivinara. Por cada uno que adivinara, Adara ganaba 3 minutos pero si no lo hacía, le caía un cubo de agua a su madre. Finalmente, conseguía 22 minutos después de comerse hummus, pescado crudo e incluso unos ojos de pescado. Tras ello, podía abrir finalmente la caja con un solo cubo sobre Elena.

    «Está siendo muy duro», le confesaba Adara entre lágrimas después de poder abrazarse a ella y de que Elena le confesara lo orgullosa que estaba de ella. «Ya lo sé, se ve desde casa, ya queda menos. Lo estás haciendo fenomenal, ¡cómo te has adaptado! ¡Con esa alegría, siempre gastando bromas, divertida…!», confesaba.

    Pero Adara no podía evitar preguntar por su hijo, una ausencia que le está afectando duramente por momentos. «Martín está genial, yo estoy haciendo todo lo que me dijiste, está todo en su sitio, como tú querías. Está viendo sus pruebas, se le ilumina la cara cuando te ve», le revelaba Elena. «Él lo está viviendo desde tu aventura, es un niño tan especial, no lo vive como que le falta su madre, lo vive como que su mamá está viviendo una aventura… le estás educando tan bien… para mi eres un ejemplo como madre, estoy super orgullosa de ti». Una confesión que ha hecho que la emoción invada aún más a Adara pero que seguro que la ha dado fuerzas para encarar el resto del concurso, del que apenas queda un mes.

    «Eres la mejor hija del mundo. Cómo te has preocupado por mi, como me cuidas, como me llamas… eres la mejor hija del mundo, quédate con eso. ¡Empodérate! Eres la capitana de tu barco», le decía Elena ante las lágrimas de su hija que le pedía galletas bañadas en chocolate blanco y negro, tortilla de patata y una gran barra de pan. «¡Te quiero! ¡Te quiero muchísimo!», gritaban las dos al unísono mientras la barca se alejaba de la playa.

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