Avance del capítulo 32 de ‘La promesa’, hoy en La 1: Pacto con el diablo

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            Hoy en La Promesa, Rómulo le echa una reprimenda a Mauro por la confianza con que se relaciona con Leonor, y él dice que lo tendrá en cuenta. Pero al poco mayordomo descubre no sólo que no le ha hecho ningún caso, sino que vive un romance secreto con la hija de los marqueses. Mientras tanto, Lope está decidido a irse. Aun así Simona y Pía intentan convencer a Rómulo para que le deje cocinar en La Promesa, pero el mayordomo les dice que la marquesa nunca admitiría algo así.

            Cruz dice que se ha perdido un libro muy importante y Curro se ofrece a buscarlo para ayudarla. La marquesa le ordena a Jana que colabore con él, lo que la alegra, porque así estará junto a su hermano. A su vez, Las deudas acosan La Promesa y Alonso no sabe qué hacer con la propuesta de préstamo de su suegro. Tras mucho pensárselo, y pese a los consejos de Rómulo de no hacer pactos con el diablo, decide aceptarlo. Cuando Cruz se entera por su padre montará en cólera.

            El Padre Camilo se presenta en el palacio

            Rómulo no se atreve a contarle al marqués la relación que ha descubierto entre su hija Leonor y Mauro. El mayordomo le propone organizar una cena con el marqués de Belmonte buscando un acercamiento entre Leonor y el hijo de éste, Juan Luis. Por su parte, la marquesa está indignada de que su marido le haya firmado un aval a su padre, el barón. Sabe que lo único que quiere es tenerlos a su merced.

            Lope está a punto de marcharse de La Promesa, como vimos en el capítulo de ayer de La promesa, pero Pía y Rómulo convencen a los marqueses de que es necesario contratar a alguien para las cocinas. No les dicen que se trata de Lope, ni siquiera que es un hombre el nuevo ayudante. Asimismo, llega al palacio el padre Camilo que va camino de León.

            Petra está encantada de recibir a un hombre de dios en el palacio, le dice a Pía con segundas que no les vendría mal tener un guía espiritual en la casa. Horas más tarde, el sacerdote se marcha, pero Lope y su amigo Salvador lo traen de vuelta en brazos. Lo han encontrado tirado en el camino con una herida en la cabeza.


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