Avance semanal de los capítulos de ‘La promesa’ (62-66): Preocupación en el palacio

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        Esta semana en La Promesa, llegan noticias devastadoras y la Promesa se prepara para vestirse de luto. El dolor es un nuevo residente en el palacio y cada uno lo gestiona como puede. Cruz está hundida, pero se muestra lo más sólida posible, mientras sigue buscando referencias sobre el paradero de su padre, el Barón. Mientras tanto, Candela revive la muerte de su marido, una historia que al parecer Simona prefiere no recordar…, reacción que no pasa inadvertida al padre Camilo. Además, Jana camina por el hangar como alma en pena.

        La situación da un vuelco en la Promesa, para contrariedad del Duque de los Infantes, que le pide a Camilo que siga con sus investigaciones: quiere pruebas de la ruina de los Luján. La marquesa anda inquieta por la ausencia de noticias de su padre. Ni siquiera las llamadas de Rómulo a los amigos del Barón arrojan algo de luz sobre su paradero. Y Jana intenta eliminar las pruebas que quedan de las amenazas al Barón. Pero cuando está en ello Curro la sorprende… ¿Ha visto la nota amenazante que la incriminaría?

        Cruz se muestra histérica ante la desaparición de su padre

        Jana sale del paso sin que Curro descubra los anónimos destinados al Barón. Sin embargo, perdura la tensión entre Jana, Pía, Teresa y María Fernández, es obvio que algo ocultan. Petra pide explicaciones a todos, porque sospecha que hablan mal de ella a sus espaldas. Pero Candela le aclara que hablaban sobre don Camilo, lo que enfada todavía más a la doncella de la marquesa.

        Lope le ofrece a María Fernández enseñarle a jugar al mus para animarla y para ello recurre a Teresa y Mauro. Pero ni siquiera el juego le hace olvidar su preocupación por Salvador. La doncella tiene un mal presentimiento que parece confirmar una carta de Melilla.

        Ya son muchos días sin noticias del Barón y Cruz está histérica. Afortunadamente Martina logra aplacar la inquietud de Cruz razonando que, de haberle sucedido algo grave a su abuelo, ya habrían tenido noticia de ello. Por su parte, María Fernández recibe una primera carta de África y Lope se la lee. Salvador está sano y salvo, echa mucho de menos a su novia y también los guisos de Lope, porque la comida en el cuartel es mala; y también les cuenta que está a la espera de que le asignen destino. Además, Petra mete cizaña al padre Camilo revelándole que no todos en la casa lo estiman como debieran.



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