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Tras los acontecimientos de la semana pasada en El Sultán, en que el primogénito de la Sultana Hatice estuvo a punto de morir durante el alumbramiento, Hürrem observa al Sultán entrar en uno de los cobertizos cercanos al lugar donde practica caza junto con la princesa Isabella en El Sultán. Dolida y creyendo que está pasando algo entre ambos, espera paciente a que Solimán salga del pequeño refugio para confirmar sus sospechas. La imagen de ambos entregándose a la pasión, recorre su mente.
Con lágrimas en los ojos, aguarda, pacientemente. Sin embargo, viendo que su amado no deja el pequeño cuarto, decide marcharse. Mientras se dirige hacia su hogar, se lamenta de haberse enamorado del Sultán, pues los celos que
Mahidevran ve a Hürrem entrar en el palacio llorando a lágrima viva y sabe qué algo ha ocurrido. Tras mucho investigar, da con el motivo de su descontento y piensa usar esta información en su beneficio. La Sultana cree que las inseguridades y los celos de Hürrem terminarán cavando su propia tumba, pero ella, por supuesto, piensa ayudar a que esto pase más rápido.
Hürrem cree que hay algo entre Isabella y Solimán
Al contrario de lo que Hürrem piensa, no hay ningún tipo de relación entre Isabella y Solimán. La princesa ofrece al Sultán entregarse a él a cambio de que la deje volver a su hogar, pero él se niega. “Por favor, vístase. No me interesa observar su cuerpo desnudo”, dice Solimán mientras recoge la ropa de la muchacha.
Isabella, desesperada, decide quemar el cuarto en el que la tienen cautiva. Prefiere morir que seguir encerrada como una prisionera. Para su fortuna, uno de los sirvientes logra rescatarla antes de que las llamas consuman el lugar y, también, a sus habitantes.
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