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Esta semana, en La Promesa, Cruz estaba convencida de que la inesperada aparición del capitán de la Mata, su cuñado y marido de Eugenia, solo podía obedecer a un intento de hacerse con parte de la herencia. Cruz intentó que se fuera de allí, pero le salió mal. Mientras, las preocupantes noticias llegadas de África hicieron temer a María Fernández que Salvador estuviera muerto o malherido.
Además, Jana vio la ocasión esperada de ir ver a Manuel, pero no contaba con una cautela dispuesta por lapropia marquesa. Este, por su parte, tuvo una emotiva conversación con Jimena. El joven heredero se había creído a pies juntillas sus mentiras, y creía estar perdidamente enamorado de ella… Y la besó.
Catalina se prestó a llamar personalmente a la diócesis de León para averiguar cuanto pudiera sobre el padre Camilo y y descubrió que allí nunca habían oído hablar del supuesto sacerdote.La joven le contó a su padre todo lo que había descubierto sobre el falso cura. Ese hombre era un impostor, un espía que habían mandado a La Promesa. Pero ¿quién? Y ¿con qué propósito? A su vez, Gregorio decidió abandonar la búsqueda del broche desaparecido y dejarla en manos de la Guardia Civil.
Jana le confesó a Pía el motivo de su llegada al palacio
Alonso fue quien se dispuso a llamar a la Guardia Civil para que encontrasen el broche desaparecido de su primera esposa, pero Catalina lo sorprendió: no era necesario, ella ya lo había encontrado y sabía lo que había ocurrido con él. La chica estaba dispuesta a ir en la búsqueda del usurero que le vendió la joya al anticuario de Villaquino.
Jana, María Fernández, Pía y Teresa recordaron los terribles acontecimientos que habían sucedido en las últimas semanas en La Promesa. Entre sus confidencias, Pía le confesó a Jana de quién era el hijo que esperaba. Y Jana sintió la confianza suficiente para desvelar al ama de llaves su gran secreto, aquel que la llevó al palacio: descubrir quién es el asesino de su madre. Y también compartió con ella las sospechas de que Curro es su hermano Marcos.
Alonso llamó al sargento Funes. Decidieron interrogar al falso cura para descubrir quién lo enviaba, pero don Camilo no se iba a dejar atrapar tan fácilmente. El “sacerdote” amordazó a Alonso y a Conrado y amenazó con matar a quien se interpusiera en su camino. Catalina los descubrió y los desató. Estos fueron a por él, descubriéndolo en la cocina, donde había tomado a Lope como rehén.
Solo la heroica intervención de Rómulo consiguió desarmar y detener a Camilo, que no soltó prenda sobre sus motivos para fingir ser un sacerdote, ni quién le encargó esa tarea.Por otro lado, Lorenzo propuso a su hijo Curro ir a visitar a su madre al sanatorio, pero cuando regresaron, Alonso descubrió que algo terrible había sucedido en ese viaje.
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