‘Locke and Key’: crítica del estreno de la temporada 3 de la serie de Netflix

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    La primera pregunta, y tal vez la más importante, que uno se hace cuando se presenta una tercera y última temporada de una serie en Netflix es si el final es un final de verdad, o si los espectadores se quedarán en un angustioso cliffhanger para el resto de sus vidas naturales. Así que, para no alargar el tema, la temporada 3 de Locke & Key no es sólo la más emocionante y cargada de emociones hasta la fecha… La tercera temporada de Locke & Key es un final apropiado para Locke & Key, y fácilmente una de las mejores temporadas de una serie de fantasía estrenada este año y una de las mejores series para ver en familia.

    Una vez dicho esto, demos un gran paso atrás y recapitulemos dónde nos encontramos al entrar en la temporada 3. A lo largo de dos temporadas, la familia Locke -Tyler (Connor Jessup), Kinsey (Emilia Jones), Bode (Jackson Robert Scott) y mamá Nina (Darby Stanchfield)- ha luchado contra la demoníaca Dodge (Laysla de Oliveira) con la ayuda de unas llaves mágicas. Al final de la segunda temporada, finalmente vencen a Dodge, pero a costa de la vida de la novia de Tyler. Cuando las cosas se retoman en la tercera temporada, Tyler está trabajando en una construcción muy lejana, y gracias a un seguro de edad con la magia (nadie mayor de 18 años puede recordar las llaves), es felizmente inconsciente de lo que sucedió en Matheson, Massachusetts.

    Por otro lado, Nina por fin recuerda la magia gracias a la Llave de la Memoria, que restaura la memoria, y aunque Dodge se ha ido, está ansiosa por unirse a los otros Lockes en la búsqueda de las llaves perdidas. Lo que no saben es que al acecho está el capitán Frederick Gideon (Kevin Durand), un soldado de la Guerra de la Independencia británica infectado por un demonio que resucitó en el cliffhanger de la temporada pasada.

    A diferencia de Dodge, que giraba alocadamente con múltiples planes al mismo tiempo, Gideon es un objeto contundente que se centra en conseguir las llaves a cualquier precio. La energía de Durand impregna la temporada, y permite a los co-directores Meredith Averill y Carlton Cuse prescindir de la ambientación que empantanó parte de la primera temporada, y que ayudó a dar la bienvenida a los nuevos espectadores en la segunda. En su lugar, la tercera temporada es una carrera desde el primer minuto. Si no la has visto antes, este no es el lugar por el que empezar; pero si ya eres un fan, las llamadas a la acción que se producen a lo largo de la temporada son enormes. Al igual que los Locke con Gideon, los espectadores se verán obligados a ponerse al día la mayor parte del tiempo… Pero a diferencia de los Locke, que sufren pérdidas masivas a lo largo de la temporada, para los fans esto no es más que victorias sin parar.

    ‘Locke and Key’: crítica de la temporada 3

    Esta temporada es también una gran recompensa para los fans del cómic y de la serie. Muy pronto, Locke & Key se desvió de la trama de los cómics de Joe Hill y Gabriel Rodríguez. Pero la temporada 3 vuelve a la misma línea en múltiples ocasiones, incluyendo una secuencia sacada directamente de uno de los números más alabados de la serie. Y un episodio destacado al final de la temporada, coescrito por Hill y Cuse, responde a una antigua pregunta de los fans sobre una de las claves, de forma apasionante y desgarradora.

    Sin embargo, el núcleo es la calidez y la humanidad del reparto. Stanchfield vuelve a hablar del alcoholismo de Nina, pero de una forma nueva que se relaciona con la magia de las llaves. Además, su romance con el historiador local Josh (Brendan Hines) sigue siendo encantador, y su alegría al encontrar nuevas llaves es contagiosa, un repudio a la idea de que hay que ser un niño para disfrutar de la magia. Jessup interpreta el humor y la angustia de Tyler con el mismo aplomo, y los guionistas tienen el mérito de haberle permitido ahondar en la muerte de su novia Jackie (Genevive Kang) para conseguir un merecido patetismo, al tiempo que puede dar lugar a un nuevo romance.

    De nuevo, y sin entrar en demasiados spoilers, mientras que la mayor parte de la temporada es una montaña rusa de batallas entre los Locke y Gideon, el final da el mismo tiempo a la acción y a la emoción… Es posible que los espectadores quieran tener el pañuelo cerca, porque hay múltiples momentos en el último episodio que harán que las lágrimas fluyan, antes del final optimista, esperanzador y me atrevería a decir que mágico.

    Para ampliarlo aún más, al ver el final de la serie, es difícil no sorprenderse por el viaje que se ha hecho para llegar hasta aquí. Tras varios intentos fallidos de hacer una película y dos pilotos fallidos (uno para FOX y otro para Hulu), Averill y Cuse han conseguido no sólo hacer una primera temporada de Locke & Key, sino llevarla a casa para una última temporada y un final que es uno de los más satisfactorios emocionalmente que he visto en mucho, mucho tiempo. Ya es bastante difícil crear un final que resulte completo para los fans de cualquier serie de televisión; hacerlo para una adaptación de un cómic que ya tenía un final satisfactorio, y hacerlo de una forma totalmente nueva y fresca, es un logro digno de premio.

    ¿Es una pena que Locke & Key termine cuando hay tantas posibilidades de magia y llaves ahí fuera? Sin duda. Pero por la forma en que termina esta temporada, es un placer escuchar por fin el clic satisfactorio de esa llave metafórica en la cerradura, y saber que Locke & Key ha tenido el final que se merece.


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