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La amistad entre el Sultán e Isabella avanza a pasos agigantados hasta el punto de hacerse determinados obsequios en EL Sultán. Hürrem descubre en la alcoba de Solimán un colgante que cree que le regalará a alguna de sus favoritas, incluida ella. La joven se queda de piedra cuando, horas más tarde, descubre en el cuello de la princesa la preciada joya.
Hürre se retira de la estancia con lágrimas en los ojos y Mahidevran se percata de esto. Sin pensarlo dos veces, la mujer le cuenta todo acerca de la rivalidad entre Hürrem e Isabella a la Sultana Valide. Piensa que esta ya pública enemistad puede ser un factor a tener en cuenta en sus planes para con el Sultán.
Mientras tanto, en el palacio de Ibrahim, este reposa en cama después de haber tenido un grave problema de salud. Nigar le cuida con devoción, algo que hace sospechar a Hatice que la empleada siente por su marido algo más que agradecimiento y el cariño que cualquier súbito le profesaría a su señor.
Hürrem, entre la espada y la pared
Pasan los días y la salud de Ibrahim se deteriora por momentos. Nadie sabe qué le ocurre, pero lo cierto es que el hombre está en su lecho de muerte ¿Cómo ha podido pasar? Un nuevo doctor examina al enfermo y determina la causa de su estado: Ha sido envenenado. Hürrem teme que se inicie una investigación y terminen descubriendo que ella es la culpable de haber intentado acabar con la mano derecha del Sultán.
Ya recuperado, Ibrahim sospecha que fue Hürrem quien trató de matarle. Así pues, inicia una venganza en su contra. Con sumo cuidado, recupera el diario de Leo, donde el hombre dejó por escrito sus sentimientos hacia su amada. Después, la obliga a traducirlo delante del Sultán.
Hürrem se ver perdida, sabe que no tiene escapatoria. Sin embargo, en el último momento, Ibrahim sale en su ayuda. Cuando se quedan solos, el Gran Visir le deja claro que esto solo fue un aviso. “Quiero que sepas que si vuelves a atentar en mi contra, no tendré piedad”, comenta el hombre muy enfadado.
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