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Los concursantes de «Supervivientes 2023» se han sometido a la prueba más dura hasta la fecha: un desafío de sinceridad alrededor de una hoguera que ha sacado a al luz las opiniones más controvertidas de los participantes. Cada uno de ellos tenía una caja con su nombre en la que el resto de compañeros tenía que introducir un pergamino con lo que opinaba sobre él.Críticas como «manipulador», «mentiroso» o «zorro» han salido a relucir bajo la intensa luz del fuego en un momento en el que Manuel Cortés está en el hospital tras su problema de salud en el reality.
Jonan ha estado en completo desacuerdo con la opinión que su compañero Artùr escribía sobre él: «Manipulador». «Para nada me creo una persona manipuladora», respondía el afectado. Lo que en principio había comenzado como una prueba con la que podrían haberse limado asperezas, los supervivientes se la llevaron al terreno pantanoso y aprovecharon para confesar lo que menos les gustaba de sus compañeros.
Artùr, por su parte, no se quedaba atrás con el comentario recibido de otro de sus compañeros: «Lo que no me gusta de Artùr es que es mentiroso». Para sorpresa de los allí reunidos, el concursante ha confesado sí ser mentiroso en algunas ocasiones, sobre todo en el programa, con motivo de su estrategia. Esto ha causado desconcierto en los supervivientes e incluso incredulidad, como ha sido el caso de Adara, que le ha preguntado con cierto recelo: «¿Por estrategia eres capaz de llegar a mentir? Recordemos la opinión de la madre de Adara sobre Àrtur: «Estoy muy sorprendida»
«No se moja ni debajo del agua» ha sido el comentario que ha recibido Bosco. Sin embargo, ha mostrado su desacuerdo al respecto. «No intento quedar bien con todo el mundo, intento ser educado». Alma ha sido una de las más afectadas tras leer su pergamino: «Sneaky». Su traducción al español sería «escurridizo». «Para nada, si algo me define, es que voy de frente, de cara y que soy más clara que al agua», aseguraba la hija de Raquel Bollo.
Todo esto ha sucedido en un contexto en el que los supervivientes se encuentran al límite del reality. Entre la indignación popular por la llegada de un concursante secreto que algunos han categorizado como «tongo» y las fuerzas cada vez más mermadas de los concursantes, esta prueba de sinceridad ha caído como un jarro de agua fría para muchos de ellos.
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