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Begoña Gutiérrez ha llegado a Pesadilla en el paraíso con una gran mochila: su relación con Isabel Pantoja. Y es que precisamente ha sido la ruptura de esa gran amistad y relación profesional lo que ha hecho a Begoña saltar a la fama y, por tanto, acudir como concursante a esta edición. Aunque ella desde un primer momento ponía distancia y pedía a sus compañeros no hablar sobre la tonadillera, no tardaba en salir el tema.
«Ha sido imposible estos días mantenerme al margen, porque todos mis compañeros han sido siempre ‘I.P.’ en vena. Y ya me niego», aseguraba a Nagore Robles el domingo donde aprovechaba para recordar, eso sí, al hijo de la cantante. «Me encantaría que Kiko siguiera mi concurso. Sería un granjero excepcional», aseguraba Begoña enviándole un mensaje especial: «Te quiero mi vida».
Y es que, ella misma explicaba a sus compañeros días antes que, precisamente, su relación con Kiko fue lo que hizo saltar por los aires su amistad con Isabel Pantoja. «Cuando saltó toda la movida con Kiko, yo como sigo teniendo relación con Kiko, ella me bloquea de todo, y la gira americana, la que yo gestioné, me quedo fuera. Mi 20% está firmado, pero no lo veo», explicaba, «me pongo en contacto con Agustín, ¿a mi quién me paga mi trabajo? Yo me veré con ella en los juzgados».
Minutos después, hablando con Antonio Montero, Begoña confiesa que sigue teniendo una buena visión de Isabel Pantoja a la que califica como «simpática y participativa» pero, cree, «ha escogido un mal compañero de camino, su hermano, pero ya somos mayores».
Pero después de tanto tiempo hablando de ella, la puntilla ha llegado cuando Maite Galdeano se ha puesto a imitar a la tonadillera después de que Pablo Sebastián se lo pidiera. Una imitación en la que tenía una conversación con Avilés en la que salía a relucir el dinero que Begoña le está reclamando, algo que no le gustaba nada a la aludida haciendo que se levantara y se fuera del salón. «Imita a Manolo Escobar o el Fary», le pedía a Maite. «Luego damos pie a que salga Harry Potter o el que tiene el chicle en la boca a hablar por la tarde… no, señores, no le voy a hacer su trabajo gratis, que se lo curre».
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