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Pars recibió un anónimo mientras se encontraba cenando con Derya en un restaurante en el capítulo 39 de ‘Secretos de Familia’. En la escueta carta le citaron en un local al día siguiente. Quien lo había escrito, aseguraba poder ayudarle a encontrar al asesino de su hermana, pero, a cambio exigían su colaboración. Por supuesto, el fiscal acudió a la reunión y se encontró, cara a cara, con los dueños de una compañía de autobuses que estaban siendo investigados por Derya, por haber provocado la muerte de varias personas en un accidente donde estaba involucrado uno de sus buses.
Los altos ejecutivos le pidieron que diera por cerrado el caso a cambio de su colaboración: «Tenemos imágenes captadas por un dron del lugar donde mataron a Neva y al resto de personas». Derya descubrió el trato que había hecho Pars con los delincuentes y se lo contó a Eren y a Ilgaz. Estos evitaron que la cosa fuera a más y terminaron parándole los pies al fiscal. Acto seguido, detuvieron a los dueños de la flota de autobuses. El fiscal se enfrentó a ellos, pues consideraba que, por su culpa, había perdido la única opción de hallar al asesino de su hermana.
Osman le contó a Gül que Aylín había empezado a salir con otro hombre en ‘Secretos de Familia’. Mientras tanto, esta última recibió la visita de Çetin en su oficina. La mujer se percató de que tenía sangre en la camisa y el se excusó diciendo que era de un paciente. Sin embargo, se le vio algo nervioso. Además, Ilgaz y Eren compartieron con Pars su teoría sobre la motivación del asesino misterioso para cometer los crímenes.
La familia Oyak podría ser clave del caso
Ceylín y Tolga llegaron llegado a la misma conclusión que la policía y creyeron que el delincuente buscaba recrear las muertes de la familia Oyak. Finalmente, dieron con un tío de la familia, quien se presentó en comisaría y aseguró que el hermano mayor tenía un gemelo que ahora vivía en Estados Unidos.No obstante, aseguró que nunca le habían vuelto a ver por aquí, por lo que los agentes descartaron que se tratase del hombre al que estaban buscando.
Al día siguiente, el misterioso asesino volvió a actuar y secuestró a otras cinco personas, con la clara intención de repetir sus crímenes. Una de las rehenes era Ceylín. A su lado había una adolescente, dos hombre y un niño de, a penas, doce años. Todos ellos se despertaron amordazados, con las manos atadas y cierto aturdimiento. Su captor les había drogado y encerrado en un habitáculo sin ventanas. En las paredes, escritos con un punzón, están los nombres de sus anteriores víctimas.
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