Óscar Higares (‘Servir y proteger’): «Lorenzo es un encantador de serpientes con muchos frentes abiertos»

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    Una de las primeras apariciones en televisión de Óscar Higares fue en El club de Flo, un concurso de monólogos emitido en La Sexta en 2006 y del cual salió vencedor. Desde entonces, el actor madrileño le cogió gusto a estar delante de las cámaras y ha participado en series españolas como Bandolera (2013), interpretando pequeños papeles. Sin embargo, su gran oportunidad en la actuación, vino de la mano de Enrique Urbizu, quien le ofreció el personaje de Caracaballo en la ficción Gigantes (2018), de Movistar+. Ahora, el ex torero se enfrenta a un nuevo reto: dar vida a Lorenzo Galván en Servir y Proteger, la producción diaria que termina próximamente en TVE.

    ¿En qué momento de tu vida llega Servir y Proteger?

        En uno muy bonito. He luchado mucho por este personaje y cuando mi representante me dio la noticia de que me habían escogido para darle vida, fue increíble. Es un orgullo para mí interpretar un papel troncal en una serie diaria, con el vértigo que eso conlleva. Enfrentarte a una ficción de este tipo es un trabajo increíble en cuanto al estudio, la preparación, etc., pero, a la vez, es una escuela maravillosa.

        ¿Qué es lo que más te atrae de tu personaje?

            Lorenzo me fascina, porque es un hombre con muchas caras. Tiene una habilidad de envolver a la gente fascinante, para mí es todo un encantador de serpientes. Es capaz de decirle a todo el mundo lo que necesita escuchar para salir él beneficiado.

            Además, tiene muchos frentes abiertos y eso me gusta. Lorenzo llega a Distrito Sur con su porte de buena persona, colaborando con asociaciones benéficas y lo cierto es que todo es fachada. Creo que Lorenzo tiene esa elegancia y compostura que yo fui forjando a raíz de mi etapa en el mundo del toro.

            ¿Te gusta hacer de villano?

                Es muy divertido. A mí, personalmente, me gusta mucho su faceta oscura, su parte más de malo. Se me hace cómodo interpretarlo, porque te permite jugar mucho.

                Aunque llevas más de una década fuera de los ruedos, tu oficio de torero ahí queda. ¿Te ha perjudicado a la hora de iniciarte en la actuación o te sirvió para abrirte camino?

                    Al principio se nota cierto rechazo cuando vienes de un mundo que es, totalmente, diferente al de la interpretación, y, en cierta forma, lo puedo entender. Yo lo que hago es trabajar y trabajar,demostrarme a mí mismo que las cosas que hago son por pura dedicación.

                    Actuar es mi pasión. Y la interpretación me permite expresarme, a través de los personajes, tal y como hacía cuando estaba toreando. La vida me ha permitido suplir una cosa que me encantaba por otra que, también, me emociona.

                    ¿Impone más un toro o estar delante de una cámara?

                    Al final yo me forjé delante del público, digamos que como si hubiera empezado haciendo teatro.He llenado la plaza de México, la de Sevilla, Las Ventas, etc., así que, cuando llegué a lo audiovisual, se me hizo más cómodo, porque no hay nada que imponga más que enfrentarse al espectador y sentir su reacción, buena o mala, en tu nuca.

                    ¿Algún ritual antes de salir a plató o no eres de supersticiones?

                    Todas las manías que tenía antes de salir al ruedo se me han quitado (risas). Yo solía entrar en la plaza con el pie derecho, tocaba el suelo antes de entrar, las tablas también, incluso, antes de salir de la habitación, dejaba las luces encendidas. No obstante, todo eso, no lo he trasladado a la interpretación. No quiero atarme a ninguna superstición.

                    ¿Qué es para ti lo más complicado de la actuación?

                    Tener verdad a la hora de interpretar y que la gente se crea lo que le estás contando a través del personaje. Yo tengo una desventaja y es que el público me conoce mucho a nivel personal, entonces es más fácil que identifiquen cuando estoy actuando. Por eso tengo que dotar de mucha más credibilidad a mis papeles.

                    ¿Te has nutrido de consejos de compañeros de profesión? Por ejemplo, tu cuñada Ana Álvarez, que también es actriz.

                    ¡Por supuesto! Y lo sigo haciendo. Creo que es la mejor escuela que hay en el mundo, observar a los compañeros, hablar con ellos y nutrirte de esas experiencias. Cuando toreaba, como se aprendía más era en las charlas con los grandes maestros después de un tentadero o en una cena, y con los actores pasa, exactamente, lo mismo.

                    Enrique Urbizu, cuando me dio el papel de Caracaballo en Gigantes, me dijo: “Óscar, esto es una escuela pagada, aprovéchala”.Y tiene mucha razón. Soy una persona muy curiosa, así que me encanta aprender del resto, ver las secuencias que ruedan mis compañeros y mirarlo todo.

                    Muchas veces los más críticos con uno son la familia ¿Cómo llevan tu mujer y tus hijas tu trabajo de actor?

                    Yo creo que están acostumbradas a verme en tantas cosas, que ya no les sorprende nada (risas). Ahora me han visto sufrir mucho en el arranque del rodaje de Servir y Proteger, porque es mucha presión. Hay bastante trabajo. Llevo meses sin salir de casa estudiando y preparando todos los guiones, pero luego el resultado es gratificante.

                    Yendo al futuro, todavía no se ha estrenado, pero pronto te veremos interpretando a Domingo Dominguín en la serie Bosé ¿Cómo ha ido este proyecto?

                    El personaje es pequeño, pero es muy bonito, porque Domingo era quien llevaba los negocios, las cuentas de Luis Miguel Dominguín. Era alguien fundamental en la vida de la familia y me gustó mucho interpretarlo. Ojalá, si hay una segunda temporada de Bosé, se escarbe más en el pasado de la familia Dominguín, que es muy interesante, y tenga ahí más trayectoria mi personaje.

                    El día 27 de octubre estreno también la serie El inmortal, donde interpreto al Rocas, un narcotraficante. También, muy contento con este proyecto.

                    Para terminar ¿Cuál te gustaría que fuera tu próxima aventura profesional?

                    Una serie en prime time. Tengo ganas de probar cómo se trabaja en este tipo de proyectos y, también, darme a conocer a este tipo de público que consume estas ficciones.


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